Uno de los problemas es que la reducción de precios sólo aplica para el diésel y la gasolina de Petropar, que sólo tiene el 10% de las estaciones en el país.
La reducción del precio del gasóleo y de la gasolina de 93 octanos (las más consumidas), que entra en vigor este lunes 21, en las gasolineras estatales Petropar, en Paraguay, fue blanco de críticas y preocupación.
El periodista y economista Pablo Herken, entrevistado por el diario La Nación, dijo que lo único que se ha logrado hasta el momento es “detener el paro”, pero “no se sabe cómo se financiará eso, sin saber hasta cuándo se mantendrá el precio”. Se mantendrá, sin saber nada”.
La decisión de reducir los precios fue tomada por el gobierno para aliviar la tensión en el país, donde se estaban produciendo cortes de carreteras en varias zonas y los ánimos de los transportistas estaban cada vez más calientes.
Anteriormente, el gobierno había intentado aprobar en el Congreso un proyecto de ley que crearía un fondo para mantener los precios de los combustibles, pero hubo un boicot por parte de la clase política, que no proporcionó quórum para las discusiones ni el jueves ni el viernes 18.
SUBVENCIÓN
El subsidio al diésel y a la gasolina representa “una enorme distorsión introducida en el mercado de combustibles”, afirmó el economista César Barreto. En la reducción anterior, de 400 pesos (R$ 0,30), se formaron colas en las gasolineras estatales para llenar el tanque con combustible subsidiado, dijo.
Las colas en las estaciones de Petropar serán cada vez más habituales a partir del lunes, cuando aumentará la rebaja de precios. En el caso del diésel, el precio disminuirá en 1.000 guaraníes (R$ 0,72); para gasolina, 800 guaraníes (R$ 0,58). Como Petropar sólo tiene el 10% de las gasolineras del país, las colas serán inevitables y cada vez más largas.
“Petropar tendrá enormes pérdidas, que serán cubiertas con recursos del Tesoro, aumentando el ya enorme déficit fiscal”, advirtió Barreto.
DISTORSIÓN
El ex ministro de Hacienda, César Barreto, afirmó que, al subsidiar sólo los combustibles vendidos por Petropar, el gobierno “introduce una distorsión artificial, dándole una ventaja en el mercado con relación a sus competidores. Esto interferirá directamente con la igualdad de condiciones que debe prevalecer en un mercado competitivo, para que funcione correctamente”, explicó.
Otra advertencia proviene del economista José Luis Rodríguez Tornaco. Según él, hay que tener cuidado con el alcance de la subvención, que puede "cruzar fronteras".
“De repente en Brasil se dan cuenta que en Paraguay tenemos combustible más barato y los camioneros vendrán a repostar a Ciudad del Este y en todas las fronteras. Es decir, vamos a subsidiar a los vecinos y ese es el elemento que hay que tener en cuenta a la hora de implementar la medida”, afirmó Rodríguez Tornaco.
ARGENTINIZACIÓN
El economista también dijo que la economía paraguaya se encuentra estancada y que se estima que el crecimiento promedio anual en los próximos cuatro años será cercano al 0%.
“Y ahora, ¿vamos a subsidiar el combustible? Los subsidios y los controles de precios no son sostenibles, Argentina es un ejemplo”, afirmó Tornaco.
Gustavo Leite, exministro del Ministerio de Industria y Comercio, dijo que las medidas posteriores adoptadas por el gobierno, con endeudamiento muy acelerado, 0% de crecimiento económico y un nuevo plan de endeudamiento (para cubrir el alza de los combustibles), “por cuestiones que no tienen sentido, obviamente aceleran las posibilidades de que seamos una Argentina. O peor, en Venezuela”, dijo Leite.
“Esta clase política que está en el gobierno es peligrosa para Paraguay”, concluyó el exministro, en la entrevista con La Nación.
EN ARGENTINA
El tema de los subsidios a los combustibles en Argentina fue abordado por H2FOZ, en un artículo que tuvo amplia repercusión. En el texto se decía precisamente que el subsidio benefició al consumidor paraguayo, principalmente a costa de las gasolineras de ese país.
Los subsidios siempre traen distorsiones. Brasil está tentado a caer en esto, por el momento político (elecciones a la vista) y porque somos dependientes del mercado internacional.
Aunque Brasil produce más petróleo del que consume, no hay suficientes refinerías para el petróleo extraído de aguas profundas. Vendemos la mayor parte de nuestro petróleo y necesitamos comprar gasolina y diésel de otros países.
No es el caso de Argentina, autosuficiente en combustibles como diésel y gasolina, pero con otra dependencia: la del gas, para generar electricidad. Y éste será su mayor problema tras la crisis generada por la guerra de Rusia contra Ucrania (tema para otros textos)
Fuente: H2Foz