El sector energético en Argentina está experimentando una profunda transformación impulsada, entre otras cosas, por los recientes cambios legislativos que buscan fortalecer la seguridad jurídica, fomentar la inversión y la innovación. Esta normativa busca resolver problemas históricos que fueron limitando el crecimiento e impulsar un entorno más favorable para el desarrollo de proyectos energéticos.
La legislación no solo apunta a dar un marco legal estable, también abre oportunidades para que las empresas privadas expandan sus operaciones, exporten y se comprometan en contratos a largo plazo y puedan a la vez que garantizar el abastecimiento interno..
Con más de un siglo de historia en Argentina, Shell fue una pieza clave en el crecimiento del sector. A lo largo de estos 110 años, acompañó la transformación de la matriz energética con proyectos que le permitieron al país avanzar en el desarrollo sostenido y sostenible de la energía.
“El caso de Vaca Muerta es emblemático. Argentina tiene una de las formaciones de gas y petróleo no convencionales más importantes del mundo.”
“La primera transición se dio con la Revolución Industrial, cuando el carbón reemplazó a la madera y se iniciaron pequeños aprovechamientos de energía hidráulica y eólica. La segunda transición se produjo en el siglo XX, con el predominio del petróleo, y ahora estamos en la tercera”, indica el ingeniero Raúl Parisien el marco de una producción especial realizada por El Cronista junto a Shell.
En el marco de esta tercera transición energética, ligada a que el cambio climático es el desafío más importante que enfrenta la humanidad, no todos los combustibles fósiles tienen el mismo impacto. Mientras que el carbón es el principal responsable de las emisiones de dióxido de carbono, el gas natural emite 4,4 veces menos y es parte de la solución durante la transición hacia energías más limpias.
Por eso, Parisi señala que una de las formas para detener el cambio climático es dejar de quemar carbón. La Unión Europea y Estados Unidos avanzaron en la reducción de emisiones gracias a la sustitución del carbón por gas y energías renovables. Pero algunos países todavía dependen en gran medida del carbón para su generación de electricidad, como China e India. De ahí la importancia de la regulación y la necesidad de una acción efectiva por parte de la ONU.
El desafío de Argentina como país en desarrollo Argentina, como uno de los 198 países miembros de las Naciones Unidas, enfrenta la responsabilidad de cumplir con los compromisos internacionales asumidos en París 2015 y Copenhague 2009 en relación con el cambio climático. Sin embargo, su contribución a las emisiones globales es marginal: apenas el 0,6% del total. Esto no la exime de mantener una conducta responsable, algo que según Parisi no terminó de lograr en los últimos 20 años, con un manejo ineficiente de su riqueza energética, y políticas contradictorias y costosas.
“El caso de Vaca Muerta es emblemático. Argentina tiene una de las formaciones de gas y petróleo no convencionales más importantes del mundo, pero durante años la explotación de estos recursos fue limitada”, menciona el experto, que señaló que afortunadamente hubo en los últimos años medidas para corregir esta situación, con ajustes en las políticas de precios y un enfoque más decidido en la exportación de energía.
“El gas es un recurso clave para la transición energética global, especialmente tras la disminución del suministro ruso a Europa debido a la guerra en Ucrania”, remarca.
Para aprovechar el potencial de Vaca Muerta y otras oportunidades energéticas, es importante evitar los errores del pasado. “En primer lugar, hay que comprender hacia dónde se dirige el mundo en términos de energía y cambio climático. La generación del 80 en Argentina entendió esto y convirtió al país en una potencia mundial en solo 20 años”, explica el ingeniero. “Hoy, Argentina tiene la oportunidad de posicionarse como un proveedor clave de energía, pero debe alinearse correctamente con las necesidades globales y evitar caer en los mismos errores que la desvincularon del progreso en el siglo XX”, agrega.
“Argentina tiene la oportunidad de posicionarse como un proveedor clave de energía, pero debe alinearse correctamente con las necesidades globales.”
Una matriz energética sostenible hacia 2050 Mirando hacia el futuro, el país tiene el potencial de construir una matriz energética más sostenible, apoyada en energías renovables como la solar y la eólica, así como en la energía hidroeléctrica y nuclear. La experiencia previa ha sido positiva, pero es necesario mejorar la planificación y prever mejor los nodos de conexión para que estas nuevas fuentes de energía sean viables y se integren eficazmente en la matriz energética.
El potencial Parisi cree que el país también tiene la oportunidad de innovar en la generación distribuida y en la expansión de su capacidad nuclear, pero solo si se resuelvan las barreras financieras y regulatorias que hoy frenan estos desarrollos.
El rol del Estado y las empresas en la transición energética Para lograr estos objetivos, se necesita fomentar un círculo virtuoso entre el Estado, como regulador, y las empresas, que proveen el capital, la tecnología, y el know-how necesarios.
“La clave está en la toma de decisiones acertadas, en la creación de un marco regulatorio que favorezca la inversión y en la colaboración estrecha entre el sector público y el privado. Solo así Argentina podrá aprovechar las oportunidades que se presentan en el camino hacia una matriz energética más sostenible y obtener un papel más relevante en la escena global”, remarca Parisi.
Fuente: Agencias