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Nayara
EN ESTA EDICIÓN
Brasil debe entrar en la segunda ola de la transición energética y BNDES prepara una plataforma para atraer inversiones en proyectos complejos.
Entre esos proyectos se encuentran los “combustibles del futuro”, que deberían atraer 200 mil millones de reales en Brasil, calcula el Ministerio de Minas y Energía (MME). Brasil ya completó la “primera ola” de la transición energética y ahora necesita entrar en la segunda, dijo este lunes (28/8) la directora de Infraestructura y Transición Energética del BNDES, Luciana Costa.
“Solo el 18% de nuestras emisiones de CO2 provienen de la energía, porque nuestros sectores eléctrico y energético son sectores muy limpios. Ya hemos hecho la mayor parte de los deberes. Brasil ya completó la primera ola de la transición energética”. Costa participó esta mañana en un evento organizado por la presidencia brasileña del G20 sobre transición energética.
Para el director del BNDES, ahora es necesario orientar recursos y políticas para posibilitar la producción de combustibles sostenibles para la aviación (SAF, en inglés), hidrógeno verde, biometano y la exploración de minerales estratégicos, la segunda ola de la transición.
“El potencial en Brasil es mucho. Ya hemos hecho políticas públicas que han funcionado y, obviamente, necesitamos dar el segundo paso y continuar. Pero es muy importante reconocer lo que el país ya ha hecho. Lo que ya hizo el sector eléctrico”, defendió.
Plataforma para proyectos complejos
El director del banco de desarrollo también destacó que el financiamiento para proyectos de la llamada economía verde debe ser diferente al disponible para energías ya consolidadas como la solar y la eólica, cuyas inversiones ya se están amortizando por sí solas.
E indicó que el BNDES pretende trabajar en ese área para atraer capital extranjero para inversiones riesgosas.
“Los países necesitan plataformas que brinden visibilidad para proyectos complejos. Somos capaces de atraer el mercado privado. Lo que estamos discutiendo actualmente, para lanzarlo en breve, es una plataforma con proyectos complejos en Brasil”.
Según Costa, el objetivo no es crear un proyecto, sino dialogar con inversores extranjeros que ya están mirando a Brasil, en áreas como SAF, diésel verde, biobunker y acero verde, entre otras.
“Esta plataforma contendrá proyectos complejos que son difíciles de financiar y requieren otras estructuras de garantía. Son proyectos que pueden perder dinero en los primeros años, pero hay que mirar a largo plazo y el valor actual neto tiene que ser positivo. Son proyectos que crean nuevas industrias”, añadió.
R$ 200 mil millones con Combustible del Futuro
También el lunes, el ministro de Minas y Energía, Alexandre Silveira (PSD), afirmó que el proyecto de ley Combustible del Futuro, pendiente de decisión del Senado, tiene potencial para atraer R$ 200 mil millones en inversiones para el país.
“El Combustible del Futuro generará más de R$ 200 mil millones. Se trata de invertir en combustible de aviación sostenible, diésel verde, biocombustibles y captura y almacenamiento de carbono”.
La agenda de biocombustibles es una de las prioridades de Brasil en el G20, que busca romper barreras comerciales a los productos agrícolas y ha encontrado una oportunidad en la demanda de nuevas fuentes de energía bajas en carbono.
Un estudio de la Agencia Internacional de Energía (AIE), encargado por el gobierno brasileño, señala que en los próximos cinco años, casi el 40% de la demanda de combustible para el transporte por carretera será cubierta por políticas que fomenten la reducción de carbono a lo largo de todo el ciclo de vida.
Para demostrar su sostenibilidad –y enfrentar la resistencia de ambientalistas y europeos– la estrategia del país es avanzar con certificaciones que consideren las diferencias regionales al evaluar el ciclo de vida del carbono de los biocombustibles.
Fuente: ejes