Mussa, de Raízen: el etanol de segunda generación tiene una huella de carbono 80% menor que la gasolina regular brasileña
La agenda global de descarbonización ha visto al mercado brasileño de azúcar y etanol ser testigo de negociaciones por miles de millones de dólares, inversiones en nuevas tecnologías y expansión de capacidad. Con una matriz energética en la que las fuentes renovables representan el 49%, cifra que contrasta con el promedio mundial del 15%, Brasil tiene oportunidades en el escenario mundial con el etanol, que podría exportarse como biocombustible de aviación o utilizarse en polímeros verdes. Hoy, la caña de azúcar representa el 17% de la matriz energética brasileña, destaca el presidente de Datagro, Plinio Nastari. “Para tener una idea de esta importancia, a pesar de las inversiones en eólica y solar, representan menos del 5% de la matriz. Este es un activo brasileño en un momento en que muchos países buscan alternativas de descarbonización”, destaca.
En junio, Bunge anunció la venta total de BP Bunge Bioenergia a British Petroleum (BP), su socio en la empresa conjunta, formada en 2019, que combinaba los negocios brasileños de bioenergía y etanol de caña de azúcar de ambas empresas, con un total de 11 plantas ubicadas. en las regiones Sudeste, Norte y Centro-Oeste de Brasil. Al cierre, estimado para el cuarto trimestre de 2024, BP poseerá el 100% del negocio, estimado en 1.400 millones de dólares. Con la inversión, BP podrá producir el equivalente a 50.000 barriles de etanol de caña de azúcar por día. El aporte también se utilizará para desarrollar nuevos frentes de bioenergía para la compañía, como etanol de segunda generación, susceptible de transformarse en combustible de aviación sustentable (SAF), y biogás.
Sectores como el de la aviación están trabajando en objetivos de reducción de las emisiones contaminantes globales, buscando combustibles alternativos al queroseno de aviación, derivados del petróleo. Una de las soluciones para la descarbonización es el SAF, que contamina hasta un 80% menos que el queroseno tradicionalmente utilizado por las aerolíneas. Esto ha estimulado las inversiones en etanol de segunda generación, cuya productividad es mayor, ya que se fabrica a partir de residuos que quedan del proceso de fabricación del etanol común y del azúcar.
Hoy en día, este sector representa el 2% de las emisiones globales de CO2 y el etanol es una de las rutas más escalables para su producción, así como la principal palanca para la descarbonización del sector aéreo, informa el departamento de comunicación de Tereos. Se trata de un mercado en rápido crecimiento y en el que se están anunciando varias refinerías ecológicas en todo el mundo, señala.
Raízen, mayor productora mundial de etanol de caña de azúcar, inauguró recientemente su segunda unidad de etanol de segunda generación, en el Parque de Bioenergía Bonfim, en Guariba (SP). Con una inversión de R$ 1,2 mil millones, la planta es la mayor del mundo y tiene el 80% del volumen ya contratado con una capacidad de producción de 82 millones de litros por año. Con una huella de carbono 80% menor que la gasolina regular brasileña y 30% menor que la del etanol de primera generación, la iniciativa apunta a oportunidades en los sectores de aviación y transporte marítimo, ambos con la vista puesta en alternativas de descarbonización.
La empresa ya ha anunciado la construcción de nueve plantas de etanol celulósico, todas ellas con volúmenes vendidos en euros, en virtud de contratos a largo plazo. Otras once plantas están previstas en el plan de Raízen, totalizando 20 unidades de segunda generación que tendrán capacidad para producir 1,6 mil millones de litros por año. “El etanol de segunda generación es un producto clave en la transición energética que responde al mandato de sostenibilidad de los mercados más exigentes y de los sectores con mayor urgencia por soluciones potencialmente más ecológicas y escalables”, afirma el presidente de la empresa, Ricardo Mussa.
Otra posibilidad que atrae el interés de las empresas de la cadena del azúcar y el alcohol es el biogás, producido a partir de residuos de caña de azúcar. La producción de biometano podría generarle a Brasil casi 200 mil millones de reales por año en 2050, impulsada por la creciente penetración del mercado para reemplazar el gas natural. El hallazgo forma parte de un estudio de la consultora alemana Roland Berger, que estima que la bebida energética podría alcanzar un volumen de ventas de 39 mil millones de metros cúbicos al año.
El potencial de producción estimado es aún mayor y podría alcanzar los 59 mil millones de metros cúbicos por año, impulsado por la gran cantidad de residuos agroindustriales disponibles en las regiones Sudeste y Centro-Oeste. Hay dos obstáculos principales para su crecimiento. La primera: la red brasileña de gasoductos está todavía en sus inicios. Segundo: a pesar de dos leyes federales para expandir el mercado brasileño del gas, éste sigue siendo vertical y concentrado en gran medida en Petrobras, con poca participación de consumidores libres que compran y venden gas.
En el caso del azúcar, las perspectivas también son positivas. Para Luciana Torrezán, gerente de inteligencia de mercados de BP Bunge Bioenergia, la p
Fuente: Valor Económico