En un país con un vasto territorio y abundante diversidad, los biocombustibles son una apuesta segura para implementar el proceso de transición energética.
Es con esta intención que el Congreso Nacional analiza el PL 528/2020 (Combustible del Futuro), actualmente en el Senado Federal.
La propuesta presenta dispositivos para dinamizar el sector, pero aún carece de mecanismos para promover e incentivar la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i) en biocombustibles, imprescindibles para impulsar la esperada revolución en el sector.
Durante una reciente audiencia pública promovida por la Comisión de Servicios de Infraestructura del Senado para discutir el proyecto, la Asociación Brasileña de Bioinnovación (ABBI) presentó una propuesta que apunta a aumentar los recursos destinados a la I+D+i de biocombustibles.
La propuesta en cuestión es que el texto final del PL 528/2020 incluya una disposición que establezca que el 20% de los recursos obligatorios provenientes de regalías petroleras destinadas al desarrollo y la innovación (PD&I) -previstas en la Ley desde 1997- se destinen a proyectos relacionados a los biocombustibles.
Entre 2016 y 2022, el valor total de la obligación de inversión en I+D+i fue de R$ 16,6 mil millones, de los cuales sólo R$ 331 millones fueron gastados en biocombustibles, es decir, sólo el 2,36% de los recursos en este período fueron utilizados en el desarrollo de Investigación sobre combustibles renovables.
La contribución a la investigación y la innovación dirigida a la investigación e innovación en biocombustibles sería un paso importante, especialmente a la luz de los desafíos fiscales del gobierno federal. Estos recursos provendrían del sector privado, más concretamente de los combustibles fósiles, sin ningún impacto negativo en el presupuesto público.
Si vamos más allá, el valor aún estaría lejos de ser el ideal para explotar plenamente el potencial del país en el sector.
Un estudio presentado por ABBI en la COP28 indica que Brasil podría alcanzar ingresos anuales de 398 mil millones de dólares en 2050 con biocombustibles. Esto requeriría 94 mil millones de dólares en inversiones durante 30 años.
Actualmente, entre los 17 países megabiodiversos del mundo, sólo uno –Estados Unidos– se encuentra entre los diez más innovadores. La tabla da la dimensión de hasta qué punto la transición energética y, principalmente, el liderazgo global en el sector implican necesariamente desarrollo tecnológico.
Cuando se habla de Brasil, el proceso es aún más urgente debido a los compromisos internacionales firmados por el país, que se ha comprometido a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 48% para 2025, y en un 53% para 2030, con el objetivo de alcanzar emisiones netas cero para 2050.
Para lograr estos objetivos, la matriz energética necesitará ampliar sus fuentes renovables, especialmente los biocombustibles, que juegan un papel fundamental en la descarbonización del sector transporte.
El texto actual del Future Fuel Program incluye varias medidas para el desarrollo de la industria de los biocombustibles.
Se destacan iniciativas como el Programa Nacional de Combustible Sostenible de Aviación (ProBioQAV), el Programa Nacional de Diésel Verde (PNDV), el Programa Nacional de Biometano y el cambio en los límites para la mezcla de biodiésel en diésel disponible comercialmente.
Estas medidas tienen como objetivo crear un entorno favorable para el crecimiento de los biocombustibles y aumentar su participación en el mercado energético brasileño. Sin embargo, todavía existe una necesidad crítica de inversión en I+D+i.
Los biocombustibles avanzados, como el etanol de segunda generación, cuestan, en promedio, un 20% más que el etanol de primera generación, según el informe Ciclo Otto coordinado por ABBI.
El estudio también señala que las áreas estratégicas de producción de etanol de segunda generación requieren una gran inversión de recursos en investigación e innovación para reducir los costos de producción para el consumidor final. Sin embargo, las inversiones siguen teniendo como principal destino los combustibles fósiles.
La sugerencia de que el Proyecto de Ley Futuro de Combustibles amplíe la participación de las energías renovables en la cláusula de inversión en I+D+i de la Ley nº 9.478/1997 (Ley del Petróleo), sería un hito para el desarrollo de los biocombustibles, reduciendo los costos de producción y permitiendo su uso generalizado en todo el mundo. el mundo.
Corresponde al Senado dar este importante impulso, asegurando que Brasil aproveche plenamente sus ventajas competitivas y lidere la transición energética global.
Este artículo expresa exclusivamente la posición del autor y no necesariamente la de la institución para la que trabaja o se vincula.
Fuente: epbr