Si el gobierno de Javier Milei no hubiera decidido frenar el ingreso de Argentina al bloque BRICS, a partir del 1° de enero, la canciller Diana Mondino no se habría enterado por los medios que Rusia descubrió un yacimiento en la Antártida, equivalente a 30 de Vaca Muerta, en la misma porción del continente blanco que reclaman Argentina, Chile e Inglaterra.
La cuenta de noticias del bloque conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica sólo amplificó el dato que se escuchó en el parlamento británico y reprodujo el diario The Daily Telegraph un día antes. Publicó que la ex Unión Soviética descubrió un yacimiento con 511.000 millones de barriles en el Mar de Wedell, que baña las costas de la península antártica. El dato forma parte de una estimación que viene haciendo el gobierno de Moscú desde hace, al menos, cuatro años. Todavía no está clara su ubicación y algunas fuentes sostienen que estaría en aguas del Océano Índico que también llegan a las costas antárticas, pero desde la proyección de Australia, uno de los países oceánicos de la Commonwealth, la comunidad económica y política que Londres impulsa junto a sus ex colonias. Por eso el mensaje del BRICS infirmó que el descubrimiento fue en el territorio antártico que reclama Gran Bretaña.
Los datos son parte del mapa que está armando la Cancillería a las apuradas para analizar las consecuencias geopolíticas de la "mojada de oreja" que le hizo Moscú a Londres. El disparador fue la validación que hizo la agencia geológica rusa Rosgeo al estudio realizado en 2020 por el barco de investigación Alexander Karpinsky. Los distintos yacimientos antárticos dispararon la comparación numérica con Vaca Muerta que surcó la conversación pública argentina. Apenas se amplificó la noticia, que lleva casi un lustro de gestación, comenzaron las especulaciones sobre la motivación que llevó a Moscú a jugar el dato en este momento.
Desde Buenos Aires, el gobierno de Milei, reconocido por su manipulación e intervención en las redes sociales, no se dio por aludido. El mensaje que difundió el BRICS no fue contestado ni por la oficina del presidente, que envía los comunicados que firma Milei, ni por el Palacio San Martín.
Para incomodidad argentina, el vacío fue llenado por el gobierno chileno, que también reclama la misma porción de territorio antártico. El canciller trasandino Alberto van Klaveren lanzó la primera señal. "Ocasionalmente surgen noticias no confirmadas sobre reservas minerales y de hidrocarburos en la Antártica. El régimen antártico prohíbe su prospección y explotación. Y Chile, al igual que otros países antarticos, seguirá defendiendo firmemente la preservación de la Antártica", escribió.
Poco después, el presidente Gabriel Boric respaldó el mensaje de su ministro de relaciones exteriores. "Chile ha defendido, defiende y defenderá que la Antártica es un continente de ciencia y de paz. Nos opondremos firmemente a cualquier explotación comercial de minerales e hidrocarburos y trabajaremos en conjunto con todos los países reclamantes y los firmantes del Tratado Antártico para velar por el respeto de esta norma por parte de cualquier nación".
La proyección de Argentina y Chile sobre la Antártida ha sumado competencias discretas en el extremo más austral del continente. El control del Estrecho de Magallanes siempre ha sido estratégico y su importancia aumentará en los próximos años. Si falla o sigue perdiendo capacidas el Canal de Panamá en América Central, el paso preantártico que une a la provincia de Tierra del Fuego con la región chilena de Magallanes será la única vía de navegación logística, comercial y militar entre el Atlántico y el Pacífico. Actualmente es uno de los dos existentes a lo largo de toda América y es la puerta de entrada hacia la Península Antártica, la porción del continente que reclaman por igual Argentina, Chile y Gran Bretaña.
Ushuaia está a 700 kilómetros de las Islas Malvinas, ocupadas ilegalmente por Gran Bretaña. En la capital fueguina se registró la última novedad en torno a la disputa geopolítica, siempre tensa, en torno al acceso a la Antártida y al Estrecho de Magallanes. A principios de abril la jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, Laura Richarson, visitó por tercera vez la Argentina y en esta oportunidad viajó a Ushuaia. En un gesto inusual, Milei también lo hizo, a las apuradas, para recibir a la enviada del Pentágono y anunciar la construcción de una base naval integrada en una porción del puerto de Ushuaia que controla la Armada Argentina y que tiene proyectos de desarrollos con la estatal Tandanor.
Milei hizo un anuncio que esta semana deshizo el jefe de Gabinete Nicolás Posse ante el Senado. El miércoles brindó su primer informe sobre la gestión del gobierno ante el Congreso y desmintió a Milei cuando respondió a una pregunta de la senadora fueguina Cristina López. “En la nueva Base Naval de Ushuaia no participará Estados Unidos”, aseguró el ministro coordinador, que participó del encuentro con Richardson y aseguró que sólo hubo interés, pero no acordaron nada.
Jaiver Milei y Laura Richardson. Jaiver Milei y Laura Richardson.
En abril, cuando habló con Richardson al lado, Milei no pudo con su bilardismo futbolístico y lo trasladó a la competencia con Chile. "La falta de una base de este tipo en las últimas décadas ha tenido por efecto que el nexo logístico entre el continente y la Antártida haya sido nuestro país hermano de Chile, haciendo perder a la Argentina una oportunidad comercial y estratégica durante años y debilitando nuestro rol protagónico en el Atlántico Sur", dijo el presidente durante su alocución.
La generala que conduce el área del Pentágono no se inmutó, aunque pocos meses antes había visitado el otro lado de la Cordillera y sobrevoló la zona desde Punta Arenas, donde fue recibida por las fuerzas armadas chilenas, deseosas y dispuestas de coordinar una base naval con Estados Unidos. Milei buscó primerear y por eso decidió un vuelo a último momento, que lo obligó a ofrecer un discurso antes de la medianoche, con una invitada que lo esperó cuatro horas.
La Antártida y Milei Con la cuestión antártica pasó todo lo contrario. Hasta ahora sólo hay silencio y la llamativa ausencia de una política exterior más activa para preservar los reclamos argentinos de soberanía en el Atlántico Sur. Malvinas ya es un caso paradigmático para el gobierno de Milei ante los desaciertos del Palacio San Martin. Ahora el hiato sobre la Antártida, cuando la Argentina ya es el país que tiene la mayor cantidad de bases permanentes en ese continente y está a un paso de sumar un segundo puente aéreo, además de la campaña antártica que realiza anualmente el rompehielos Almirante Irízar. Actualmente ya está el vuelo con aviones Hérculoes desde Río Gallegos a la estación antártica Marambio y se sumaría otro desde Río Grande a base la Petrel.
En términos políticos y diplomáticos es imposible que avance cualquier interés de explotación hidrocarburífera de la Antártida. Hay dos obstáculos determinantes: el Tratado Antártico de 1948 y el Protocolo de Madrid que fue sumado en 1991 y entró en vigor en 1998.
"En ocasiones se informa públicamente de que el Protocolo "vence" en 2048. Se trata de una interpretación errónea y no es correcta. Ni el Protocolo ni el Tratado Antártico tienen fecha de vencimiento. Durante los primeros cincuenta años desde la entrada en vigor del Protocolo (1998), este solo puede ser modificado por acuerdo unánime de todas las Partes Consultivas del Tratado Antártico", explica la secretaría del Tratado Antártico, el organismo internacional que tutela el pacto firmado hace 76 años y que tiene sede en Buenos Aires desde 2003, provista por el gobierno argentino.
Rusia encontró petróleo en una zona prohibida. Rusia encontró petróleo en una zona prohibida.
Recién desde 2048 "cualquiera de las Partes Consultivas del Tratado Antártico puede convocar una conferencia de revisión del funcionamiento del Protocolo", pero para poder hacer algun cambio hace falta el acuerdo unánime de los firmantes.
A eso se suman las salvaguardas del Protocolo de Madrid, que forma parte del Tratado y es conocido entre los espacialistas como ""Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente", que establece "una amplia protección del medio ambiente de la Antártida, y de los ecosistemas dependientes o asociados y es parte del Sistema del Tratado Antártico".
Un intento de explotación del subsuelo antártico aparece imposible por ahora. Para la industria hidrocarburífera aparece como un dato relevante pero cargado de interrogantes. Los estudios no revelan la calidad del presunto gas y petróleo y en materia económica también hay más preguntas, porque el mundo busca terminar con los combustibles fósiles en un plazo de tres décadas y el debate sobre los yacimientos antárticos podría revivir después de 2048, sin éxito de poder explorarlos.
Sin embargo, el presunto descubrimiento ruso, anunciado por los británicos, movió el avispero diplomático y geopolítico en una zona estratégica de acceso a la Antártida que seguirá sumando tensiones con el correr de los años. En Buenos Aires, dentro del Palacio San Martín, siguen manteniendo silencio en nombre de la cautela, pero no es ninguna novedad que el eje delimitado por Malvinas, Ushuaia y el Estrecho de Magallanes es una zona estratégica que incrementa su importancia por la proyección antártica.
Los antecedentes al respecto van más allá de la lectura de los especialistas argentinos. El teniente general Benjamín Rattenbach, que realizó la investigación militar sobre el desempeño de las fuerzas armadas en la Guerra de Malvinas. El Informe Rattenbach advierte que la guerra de 1982 fue la primera contienda bélica por el control de los accesos a la Antártida.
Fuente: Agencias