El biodiesel emerge como una solución viable y sostenible para la descarbonización, mientras el sector debate caminos y desafíos, escribe Vicente Pimenta
Brasil es extremadamente dependiente de los motores diésel para el sector del transporte, que mueve alimentos, medicinas, bienes, personas y muchos productos industriales y procesados. Además, estos motores realizan multitud de actividades ajenas al transporte: producción de alimentos, minería, construcción de carreteras, generación de energía, etc.

Este motor está presente en autobuses, camiones, embarcaciones, tractores, equipos de movimiento de tierras, locomotoras, así como en la generación de energía, especialmente en lugares que carecen de infraestructura. Este complejo industrial y de transporte es enorme y funciona muy bien desde hace más de cien años.

Sin embargo, a pesar de cumplir bien su función, los motores diésel se consumen a base de combustibles fósiles, lo que supone una carga para el medio ambiente ya que contribuyen en gran medida al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que tanto daño están causando al planeta.

Hoy parece indiscutible que el clima ha cambiado y que gran parte de la responsabilidad se atribuye a la emisión de CO₂ de origen fósil presente en el combustible utilizado en el sector. Éste es un problema importante que debe resolverse.

Existen formas eficientes de mitigar estas emisiones, sin embargo, las soluciones no solo deben ser sostenibles, sino que no pueden promover ninguna discontinuidad en los servicios que actualmente brindan estos equipos ni aumentos exagerados en el precio del combustible para el consumidor.

Es decir, los motores deben funcionar, no puede faltar combustible, las infraestructuras deben aprovecharse al máximo y el consumidor debe recibir los aumentos de combustibles renovables de forma responsable. Es decir, la solución debe ser amplia y basada en la optimización de toda la cadena encaminada al bienestar de la población.

Existen soluciones para afrontar estos desafíos y es necesario evaluar las más efectivas disponibles. El hidrógeno verde, el biometano, los vehículos híbridos y eléctricos, el diésel verde, el biodiésel, son rutas que contribuyen de forma concreta y probada a la reducción de los gases de efecto invernadero.

No podemos dejar de lado ninguna (hay que considerar todas las propuestas que alivien el CO₂ emitido). Sin embargo, ¿qué es lo que realmente tenemos a mano, que tenga una amplia aplicación, que no castigue al consumidor en términos de costos, que no requiera grandes inversiones en infraestructura y que sea confiable?

Si dejamos de lado los nichos, es decir, si no consideramos los pequeños universos que pueden encontrar soluciones específicas, el camino es asegurar productos que emitan, durante todo su ciclo de producción y uso, baja intensidad de carbono con una oferta y un precio razonables.

En este sentido, si hay un sector competente en estos aspectos es el agronegocio brasileño, que ya utiliza eficientemente recursos sostenibles con tecnología para la producción a gran escala de biocombustibles.

Solución más abundante, eficaz y económica

Teniendo en cuenta todas estas consideraciones, la opción más abundante, eficaz y menos costosa es el biodiesel. Producto ambientalmente correcto, que no depende de inversiones en infraestructura, tiene un coste equiparable al diésel, aporta beneficios a la población rural, además de una bajísima huella de carbono, que es lo principal.

Las otras alternativas requieren adaptaciones en la red vial, o en costos de energía, equipos u otras dificultades, sin mencionar la falta de capacidad para su implementación en un corto período de tiempo, como el biodiesel, que ya se ha mezclado con diésel desde 2008 oficialmente.

Pregunta importante: ¿podría el biodiesel sustituir completamente al diésel? Esta pregunta se puede interpretar de dos maneras. Si la referencia es a la demanda de diésel del país, la respuesta es no. Actualmente, las plantas pueden alcanzar el B25 (25% de biodiesel en diésel) sin inversión.

La otra forma de interpretar la pregunta es si los motores pueden funcionar únicamente con biodiesel. En este caso, la respuesta es sí. Existen numerosas iniciativas que utilizan comercialmente este biocombustible con B100 (biodiesel puro). Independientemente de las marcas, hoy en Brasil hay empresas que operan con el B100: Amaggi, JBS, 3Tentos son ejemplos públicos que adoptaron el B100, sin reportar problemas.

Estas flotas tienen estrategias de adquisición pura de biodiesel, ya que el B100 no está disponible (aún) en las gasolineras. Sin embargo, iniciativas como estas demuestran que este puede ser el camino más corto para que las flotas de grandes empresas inicien el proceso de descarbonización de sus actividades.

Utilizar el B100 para sustituir más plenamente el diésel es una cuestión que debería llevar algún tiempo, pero no hay nada más cercano a su implementación.

Es muy posible que tengamos que ampliar la gama de materias primas: otras semillas oleaginosas, fuertes programas de recuperación de aceite de cocina usado, tal vez incluso el uso de algas. Sin embargo, si hay demanda,Con la ayuda de la ciencia (Brasil es un almacén de excelencia), aparecerán respuestas tecnológicas.

La fórmula que ya adopta nuestro país es ir añadiendo progresivamente fracciones progresivas de biodiésel al gasóleo mineral, de hecho, tal y como se describe en el Proyecto de Ley de Combustibles del Futuro, validando y demostrando siempre seguridad y calidad a los usuarios mediante estudios de viabilidad técnica.

La palabra es compromiso, ya sea de los fabricantes de la cadena productiva, de combustibles, de equipos e incluso de las autoridades que tienen en sus manos una oportunidad única de implementar, en el momento actual, un proyecto factible que dejará un futuro mejor para disfrutar y continuar. las próximas generaciones.

Se espera que pronto los hechos demuestren lo cerca que está esta solución, que es simple y demuestra el liderazgo global de nuestra nación en materia de descarbonización.

Vicente Pimenta es consultor de Biodiesel en Abiove

Fuente: epbr