Debido a su diverso potencial de uso, ya sea como combustible o como materia prima para la industria del acero, fertilizantes, cemento y otras industrias, el H2V, como se le conoce, no sólo representa la oportunidad de una reducción significativa de las emisiones de carbono y, en consecuencia, de una economía más sustentable, además de ser parte de la planificación estratégica y soberana de muchos gobiernos, por ser un elemento importante para la diversificación de sus matrices energéticas.
Con tanta relevancia, el interés de tantos países en la carrera por el hidrógeno verde está más que justificado, donde el ganador obtendrá los frutos de liderar la transición energética global.
Potencial del Noreste
En Brasil, hay interés en esta industria en varias regiones. Sin embargo, entre los más interesados en H2V, el Nordeste se destaca, tanto por su alta capacidad instalada y potencial de generación de energía solar y eólica como por sus puertos estratégicamente ubicados con relación a los mercados externos.
Bahía, Pernambuco, Piauí y Rio Grande do Norte ya tienen proyectos anunciados en la zona, pero es Ceará quien lidera la carrera nacional con el Polo de Hidrógeno Verde, proyecto en el Complejo Industrial y Portuario de Pecém (CIPP), lanzado en 2021 en asociación con la Federación de Industrias del Estado de Ceará (FIEC) y la Universidad Federal de Ceará (UFC).
Entre los diferenciales del Complejo se encuentran su ubicación geográfica, conectado con las rutas marítimas más rápidas hacia Europa, Estados Unidos y el Norte de África, su asociación con el Puerto de Rotterdam, el principal Hub de Hidrógeno de Europa, su proximidad al mercado de consumo europeo y su área industrial, que incluye la Zona Procesadora de Exportaciones más madura en operación en Brasil. Dadas sus dimensiones, el Complejo Pecém se convirtió en objeto de interés para varias empresas, entre ellas Fortescue.
Con una inversión de hasta US$ 5 mil millones, el proyecto Fortescue, el primero en recibir licencia preliminar en Ceará como resultado del estudio de impacto ambiental, producirá H2V y sus derivados para el mercado interno y externo, integrando toda una cadena industrial y apoyar el proceso de descarbonización en Brasil, además de contribuir significativamente al desarrollo socioeconómico de la región a través de la generación de 5 mil empleos durante su implementación.
Considerando el proceso de producción de H2V, Brasil tiene otras fuertes ventajas competitivas, además de la estructura y características del Puerto de Pecém. Con más del 90% del total de la matriz de energía renovable verificada en los últimos años, Brasil es el tercer país en capacidad instalada de energía renovable en el mundo, sólo detrás de Estados Unidos y China.
Además, el país cuenta con un sistema integrado nacional que garantiza energía continua a largas distancias y un amplio conocimiento en el tema, ya sea en la producción de parques, comercialización o sistemas de certificación confiables.
Teniendo en cuenta los aspectos mencionados anteriormente, está claro que Brasil ocupa una posición muy favorable en la carrera por el H2V. Sin embargo, esta ventaja podría terminar dentro de unos años, ya que otros países, como Estados Unidos, Arabia Saudita y Chile, han invertido cada vez más en limpiar su matriz energética.
Ejemplo internacional
Estados Unidos, uno de los principales inversores en la industria H2V, ha ofrecido importantes incentivos fiscales para proyectos de energía limpia, incluido el hidrógeno verde, a través de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) y la Ley de Empleo e Inversión en Infraestructura (IIJA).
El IRA, firmado en 2022, incluye un paquete de gasto de 360.000 millones de dólares en energía y clima, con incentivos que pueden alcanzar hasta 3 dólares por kilogramo de hidrógeno producido. El IIJA, firmado en 2021, autoriza 1,2 billones de dólares para gastos en transporte e infraestructura, con 9.500 millones de dólares asignados a proyectos de producción y uso de hidrógeno en todo el país.
Teniendo en cuenta los movimientos realizados por otras naciones, está claro que el contexto actual de ventaja brasileña es bastante circunstancial y temporal: el país empezó por delante de todos al principio, pero puede ser alcanzado por otros países.
Por lo tanto, es crucial que Brasil comprenda que, para mantener su competitividad, además de sus ventajas estructurales, necesita ofrecer a la industria otros elementos de apoyo, como un entorno legal favorable, con regulaciones claras para el sector, principalmente incentivos. , desarrollo y estimulación de la demanda interna y de las inversiones en I+D.
Desperdiciar esta ventaja por la inactividad significa quedarse atrás en la neoindustrialización y sufrir barreras e impuestos en el co
Fuente: Agencia epbr