Brasil quiere aprovechar la presidencia del G20 para ampliar la agenda de biocombustibles entre los países del grupo y ampliar los mercados a través de la Alianza Global de Biocombustibles. La transición energética es uno de los principales ejes temáticos del gobierno brasileño, que forma parte de la Alianza Global de Biocombustibles junto con India y Estados Unidos.
La iniciativa fue lanzada en Nueva Delhi, al margen de la última cumbre del G20. El objetivo es estimular el uso y la producción de etanol en todo el mundo. La idea de la presidencia brasileña es continuar el trabajo desarrollado en India, considerada la responsable de poner la bioenergía en el punto de mira.

“El G20 podría ser la oportunidad para resolver, a nivel técnico y científico, varias cuestiones que se plantean sobre los biocombustibles. Es un año en el que Brasil también se prepara para la COP 30 [en 2025, en Pará] y que espero sea histórica”, dijo el secretario de clima, energía y medio ambiente del Ministerio de Relaciones Exteriores, André Corrêa do Lago.

El diplomático participó el viernes (23) de un seminario organizado por la ciudad de Río, en colaboración con el Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia. Estuvieron también en el evento otras autoridades, investigadores, representantes de Petrobras y BNDES, que discutieron oportunidades y desafíos del sector.

La jefa de la división de energías renovables del Ministerio de Relaciones Exteriores, Laís García, afirmó que la Aliança se encuentra en un momento de definición interna de los órganos de decisión. El grupo cuenta con 19 países y 15 organizaciones internacionales. García sostiene que la participación de la industria es fundamental en el proceso y que la iniciativa puede ser una oportunidad para discutir criterios de sostenibilidad de los productos.

"Para crear un mercado global es necesario tener reglas comunes, necesitamos entender cómo vamos a evaluar la intensidad de carbono de estos combustibles", dijo García a los periodistas.

También destacó que las metas de descarbonización establecidas para los sectores marítimo y aéreo generarán demanda de biocombustibles en las próximas décadas, y que es necesario posicionar el mercado para ello.

El director de Transición Energética y Sostenibilidad de Petrobras, Maurício Tolmasquim, afirmó que la empresa orientó la planificación de biocombustibles de acuerdo con las metas de reducción del uso de combustibles fósiles aplicadas a flotas de barcos y aviones. El plan estratégico de la empresa prevé 1.500 millones de dólares en negocios de biorrefinación hasta 2028.

“No hay suministro de combustible en el mundo para esto. Vemos esto como un gran mercado abierto. Hay mercado y no hay oferta”, afirmó.

En la presentación, Tolmasquim mencionó que las dos plantas de Petrobras dedicadas a la producción de bioqueroseno de aviación (BioQAV), en Cubatão (SP), y GasLub (RJ), tendrán capacidad para producir, en conjunto, 34 mil barriles por día. En los cálculos del ejecutivo, el volumen representa el 30% del QAV consumido en Brasil.

Pese a resaltar la experiencia brasileña en el área y elogiar a Renovabio -creada en 2017 para establecer metas de descarbonización a través de la emisión y compra de certificados-, los participantes reconocieron limitaciones para la producción nacional.

“La tecnología brasileña no es muy conocida en el exterior, pero es muy importante para estimular la producción en el resto del mundo y crear una demanda para un mayor consumo de biocombustibles”, afirmó Thomas Trebat, director de Columbia Global Centers Rio.

García, de Itamaraty, criticó la resistencia que algunos países imponen a las materias primas utilizadas en la producción de biocombustibles, especialmente en la Unión Europea. “Este es un gran problema para la expansión de los mercados de biocombustibles. Hoy en día, la Unión Europea tiene normas estrictas en función de las materias primas utilizadas y Brasil lo lamenta. Brasil quisiera matizar este debate y estamos abiertos a discutir con la Unión Europea y con cualquier otro país”, dijo.

Otro obstáculo es la financiación de proyectos de transición energética en los países en desarrollo. Con la presidencia del G20, Brasil pretende orientar la disponibilidad de recursos y los cambios en los organismos financieros internacionales, como el FMI y el Banco Mundial.

Fuente: Valor Económico