En 2023, Brasil duplicó sus exportaciones de granos secos de destilería (DDG), salvado de maíz utilizado en la alimentación animal, según un estudio de la Unión Nacional de Etanol de Maíz (Unem). Este año, con la apertura de nuevos mercados, las ventas al mercado exterior deberían crecer un 30%, proyecta la entidad.
En total, los envíos brasileños de DDG/DDGS totalizaron 608,9 mil toneladas en 2023, lo que representó una facturación de US$ 180,52 millones. El año anterior, el país exportó 278,6 mil toneladas, lo que generó ingresos por 91,15 millones de dólares.

Estos salvados son un subproducto del procesamiento del maíz durante la fabricación de etanol. Cada tonelada de materia prima procesada es capaz de producir 430 litros de biocombustible y 363 kilogramos de DDG. A medida que la producción de etanol de maíz ha aumentado en el país, la oferta de DDG también está aumentando.

“Las exportaciones están siendo estructuradas para que el producto brasileño tenga mercado, principalmente con la perspectiva de aumentar la producción de DDG/DDGS en Brasil”, dice el presidente de la Unem, Guilherme Nolasco. Para acciones de identificación de mercados potenciales, posicionamiento del producto y fomento de los envíos, la entidad cuenta con el apoyo de un proyecto que desarrolla en colaboración con la Agencia Brasileña de Promoción de Exportaciones e Inversiones (ApexBrasil).

Actualmente, la única empresa del país que exporta DDG es Inpasa, destaca el gerente de exportaciones de la empresa, Rodrigo Bicarato. Dice que el producto brasileño tiene muy buena aceptación entre los compradores internacionales. "Aun así", señala, "es una venta técnica, porque tenemos que convencer al formulador de alimentos para que incluya DDG".

La Unem estima que la producción de DDG/DDGS podría llegar a los 3 millones de toneladas en la actual cosecha. El volumen es muy pequeño en comparación con la producción brasileña de alimentos para animales, que supera los 80 millones de toneladas. Esto significa que hay mercado para destinar el insumo a la industria de piensos, como sustituto del maíz, por ejemplo, afirma Bicarato. Cree, sin embargo, que las exportaciones han sido más atractivas porque existen cuellos de botella en el almacenamiento entre los compradores nacionales.

“En el mercado interno el comprador no siempre dispone de almacenamiento para el producto. Cuando exportamos, sale de la planta hacia el almacén del puerto”, afirma.

Pero encontrar espacio para los DDG en los puertos, que ya están ocupados por cereales, también es un cuello de botella. “Para un solo envío es difícil [encontrar espacio], por lo que necesitamos tener facturación y volumen y contratos de al menos un año con el puerto”, afirma el directivo. Una alternativa que encontró Inpasa fue llegar a un acuerdo con el puerto de Imbituba (SC).

Fuente: Globo Rural