Rusia consolidó este año su posición como principal proveedor de combustible de Brasil, superando a Estados Unidos.
Silveira, que se encuentra en Washington para discutir la colaboración en la transición energética, no ve ninguna presión por parte del gobierno del presidente Joe Biden para suspender las importaciones.
"Si la importación de diésel, ya sea ruso o de cualquier otro país, favorece una reducción del precio en el surtidor, entonces no es motivo de preocupación", afirmó Silveira.
Existe un "entendimiento de que los países en desarrollo necesitan ampliar los lazos comerciales para fortalecerse económicamente y combatir la desigualdad".
Estados Unidos y sus países aliados están tratando de limitar el flujo de los llamados "petrodólares" a Rusia para reducir los fondos disponibles para la guerra en Ucrania.
Petrobras (PETR3; PETR4) compite con los importadores y su plan estratégico para los próximos cinco años se centrará en hacer que el país sea autosuficiente en la producción de gasolina y diésel, afirmó el ministro.
La actual política de precios de la empresa estatal protegerá al país de las fluctuaciones en los precios del combustible, si la guerra entre Israel y Hamás se extiende a otras naciones de Medio Oriente, evaluó.
La compañía tiene en cuenta los costos de producción internos bajo una nueva política de precios de combustible anunciada en mayo, que ayudará a amortiguar el impacto de la volatilidad en los mercados petroleros mundiales, dijo Silveira.
Brasil también importó petróleo y gas natural de Rusia este año. Dos petroleros que transportaban crudo ruso del Ártico han sido descargados en el noreste de Brasil desde principios de septiembre, y Brasil importó un cargamento de gas natural licuado de origen ruso en mayo, según datos de seguimiento del transporte compilados por Bloomberg.
Fuente: Bloomberg