El hidrógeno verde (H2V) puede ser un importante precursor de la transición energética, ya que es una fuente de energía extremadamente versátil, proveniente de una fuente de energía limpia y que no emite gases de efecto invernadero (GEI).
El principal beneficio de su aplicación es la descarbonización de sectores que son difíciles de electrificar, como el transporte marítimo y de mercancías por carretera, la aviación y las industrias siderúrgica, metalúrgica, de fertilizantes y minera.
Sin embargo, existen desafíos técnicos y económicos que deben superarse para su amplio uso industrial. La producción a escala de H2V sigue siendo muy costosa y la infraestructura necesaria para su almacenamiento y transporte aún está en desarrollo.
Además, la eficiencia del proceso de electrólisis del agua, el medio más común de producción de H2V, necesita mejorar para que sea competitivo en comparación con el uso directo de otras fuentes de energía.
Ante estos desafíos, muchos países y empresas están invirtiendo en investigación y desarrollo de tecnologías relacionadas con la energía. Después de todo, aunque el mercado aún se encuentra en una etapa inicial, existe una demanda creciente de esta fuente de energía en varias industrias, con énfasis en gases, fertilizantes y minería.
En 2017, solo Japón contaba con una estrategia nacional de hidrógeno, según datos de la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena).
Hoy, más de 30 países han desarrollado o están preparando estrategias para la producción y consumo de H2V, lo que indica un creciente interés en desarrollar su cadena de valor. Entre estos países destacan Estados Unidos, China, Arabia Saudita, Australia, Corea del Sur y Canadá, además de la Unión Europea.
El bloque europeo aprobó recientemente dos leyes que representan avances relevantes para la consolidación del H2V en el escenario energético global. El primero define las condiciones para que el hidrógeno sea considerado un combustible renovable de origen no biológico (RFNBOs) y el segundo establece una metodología para el cálculo de las emisiones de GEI del ciclo de vida de los RFNBOs.
En Brasil, la publicación de tres resoluciones del Consejo Nacional de Política Energética (CNPE) tuvo implicaciones positivas para el desarrollo del hidrógeno en el país:
Resolución CNPE N° 2 de 2021: incluye el hidrógeno como uno de los temas a priorizar en la asignación de recursos de investigación, desarrollo e innovación regulados por la Agencia Nacional de Energía Eléctrica (Aneel) y por la Agencia Nacional del Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles (ANP);
Resolución CNPE N° 6 de 2021: determina la proposición de lineamientos para el Programa Nacional de Hidrógeno (PNH2);
y Resolución CNPE N° 6 de 2022: establece el Programa Nacional de Hidrógeno y crea el Comité de Gestión del Programa Nacional de Hidrógeno.
¿Quién regulará (y supervisará) qué
En cuanto a la regulación que afecta al H2V en Brasil, aún no hay claridad en cuanto al rol y competencia de los diferentes órganos, instituciones y agencias en su regulación y supervisión. Las siguientes son posibles funciones de las principales agencias reguladoras:
ANP – responsable de la supervisión del sector de petróleo, gas natural y biocombustibles en Brasil: en relación con las nuevas tecnologías de hidrógeno, la ANP podría diseñar los requisitos técnicos (como calidad y seguridad) relacionados con la producción, transporte, almacenamiento y distribución de hidrógeno.
Aneel – encargada de regular y fiscalizar la generación, transmisión, distribución y comercialización de energía eléctrica: puede establecer las condiciones necesarias para que el hidrógeno sea considerado verde, dependiendo de la fuente de energía a partir de la cual se produce.
Agencia Nacional de Agua y Saneamiento Básico (ANA) – responsable de regular y fiscalizar los recursos hídricos en Brasil: como regulador del agua, la ANA debe participar como agente regulador en las actividades relacionadas con la captación del insumo.
Además de los organismos mencionados, cabe mencionar que el Ministerio de Minas y Energía (MME), como ejecutor de políticas públicas, y la Empresa de Investigación Energética (EPE), como desarrolladora de estudios e investigaciones relacionadas con la planificación energética en el país, deben tener una participación activa en este proceso.
Los aspectos ambientales deben ser liderados por el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama).
También vale la pena mencionar las iniciativas de la Cámara Comercializadora de Energía Eléctrica (CCEE), que recientemente lanzó la primera Certificación de Hidrógeno en el Mercado Brasileño, la versión inicial de un documento que certificará el origen de la producción del insumo a partir de fuentes de baja emisión de carbono, con el objetivo de hasta bajo la demanda de proyectos piloto en el área en Brasil.
Fuente: epbr