Un estudio de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) muestra que, en 2021, la demanda mundial de 94 millones de toneladas de hidrógeno se cubrió casi en su totalidad con combustibles fósiles, con el 62 % de las plantas de reformado de gas natural dedicadas sin captura de CO2. El predominio de los fósiles se produce por dos razones principales: escala y precio. Pero en 2022 los vientos empezaron a cambiar. El año pasado, la economía favoreció el hidrógeno de bajas emisiones procedente de la electrólisis con renovables, debido a los altos precios del gas natural. "Los gobiernos de todo el mundo han estado buscando llenar la brecha de costos restante y gestionar los riesgos futuros del precio del gas natural para los productores de hidrógeno", explica. Al mismo tiempo, las políticas climáticas comenzaron a dirigir importantes recursos hacia proyectos de energía limpia.
Como ejemplo de señales favorables para proyectos que combinan instalaciones de generación renovable --- generalmente eólica y solar --- y electrolizadores para producir el llamado hidrógeno verde, la AIE cita los nuevos créditos fiscales de la Ley de Reducción de la Inflación de EE. UU. y la Unión Europea en el importante Programa de Proyectos de Interés Común Europeo (IPCEI). “Son ejemplos de políticas que apuntan a establecer liderazgo tecnológico, recortar emisiones y reducir la demanda futura de combustibles fósiles”, clasifica. "Como resultado, es más probable que los proyectos tomen decisiones de inversión en un futuro cercano y, por lo tanto, generen ingresos para muchos titulares de patentes en esta área". Aún así, la AIE señala que pasarán varios años antes de que los proyectos tengan un impacto acumulativo en la demanda de energía y las emisiones.
Fuente: Agência epbr