según los datos presentados este martes en el informe Situación Uruguay Primer Semestre 2021.
La economista de BBVA Research, Adriana Haring, resaltó que algunos indicadores adelantados “no terminan de marcar un claro crecimiento” de la actividad.
A modo de ejemplo, mencionó que la confianza de los consumidores (en moderado pesimismo) se recuperó en abril, pero tras una fuerte caída registrada en marzo, y que la venta de automóviles en la comparación de los últimos 12 meses sigue por debajo en relación al año anterior.
Los pronósticos contemplan una situación contenida de la pandemia por el avance de la vacunación, que podría llevar a alcanzar la inmunidad de rebaño en setiembre. Según se explicó, el mayor impulso vendrá de la mano de la inversión y una recuperación en parte del consumo.
En materia de empleo, el crecimiento esperado para ese año también repercute en el mercado laboral que no consigue volver a los niveles prepademia, destacaron los expertos. Según dijo Haring, las tasas de actividad y empleo se recuperan lentamente, pero aun distan mucho de los valores pre pandemia.
“No esperamos una significativa recuperación en la tasa de desempleo este año. Nuestra previsión para fin de 2021 se ubica en 9,8% de la PEA”, señaló la presentación.
Por otro lado, subrayó que la recaudación de impuestos sigue siendo afectada por las restricciones y el menor nivel de actividad.
En ese sentido, tomando en cuenta el menor dinamismo de la economía, y el recrudecimiento de los casos de covid-19 -que han obligado a elevar el paquete de ayuda con aumento del gasto público-, el déficit fiscal se ubicaría en 5,4% del PIB este año. Haring señaló que recién para 2022 se podrá lograr “cierta consolidación fiscal” con un déficit de 3% del PIB.
Con relación al comportamiento de la deuda pública, Uruguay no ha sido ajeno a la mayoría de los países, y en 2020 la incrementó para financiar un mayor déficit. En ese sentido, se indicó que ese incremento “no es preocupante” desde el punto de vista de la pérdida de grado inversor o amenaza al financiamiento.
Inflación y tipo de cambio
Por su parte, el economista de BBVA Research, Juan Manuel Manías, dijo que es esperable un escenario de precios elevados y volátiles para la soja en lo que queda del año, que darán “buen sostén” al sector externo de Uruguay. Este martes la cotización de la oleaginosa llegó a US$ 600 por tonelada en Chicago. Explicó que el mercado internacional se encuentra muy ajustado por la demanda china y los bajos inventarios de EEUU.
Además, subrayó que el peso uruguayo no ha sido ajeno al escenario internacional y se ha destacado por su baja volatilidad. Para el cierre de año se prevé un tipo de cambio en $ 46 y de $ 49 para el cierre de 2022.
Por otro lado, destacó que las expectativas de inflación y las tasas de interés dan buenas señales a la política monetaria. Y consideró que la política monetaria se mantendría expansiva hasta por lo menos el tercer trimestre cuando se convalide la mejora de la actividad
Manías dijo que la inflación está cediendo más lento de lo esperado y terminará alrededor de 7,2% en 2021. Algunos elementos que “quitan presión” son el desempleo elevado, la recuperación lenta de la actividad, el acuerdo puente de salarios y los aumentos de las tarifas públicas que han sido “más contenidos de lo esperado.
Para el año próximo se prevé que la inflación seguirá descendiendo a 6,8%, esto condicionado por la superación de la pandemia que permitirá asumir de manera progresiva un perfil contractivo de la autoridad monetaria, se explicó.
Panorama global
El economista jefe de BBVA Research para Uruguay y Argentina, Marcos del Bianco, dijo que la pandemia sigue marcando la economía a nivel global, pero destacó el avance de la vacunación que aunque todavía tiene elevada heterogeneidad entre países es un aspecto positivo.
Eso, junto con los estímulos monetarios, se traduce en mejores perspectivas para la recuperación. Este año EEUU crecería 6,2%, Eurozona 4,5%, China 7,5% y Latinoamérica 4,9%:
Sobre la situación de Argentina, se espera un crecimiento de 7% en 2021 tras la caída de 9,9% en 2020. Esto se explica por un rebote tras la cuarentena del año pasado, ya que el ritmo de recuperación se desacelerará en los trimestres venideros por el endurecimiento de las medidas sanitarias.
En materia de inflación, se prevé que seguirá alta en 50%, dado el desequilibrio monetario y la política monetaria laxa, solo moderada por la contención del tipo de cambio
Del Bianco agregó que todavía no hay avances en el diseño del nuevo programa del Fondo Monetario Internacional, que se espera como pronto, para el último bimestre del año.
Fuente: El Observador