La estatal destacó en un comunicado que pese a la cifra, logró revertir parte importante de las pérdidas acumuladas durante la primera mitad de 2020, cuando la industria atravesó por el periodo más severo de la crisis global, con una caída tanto del precio del crudo como de productos refinados y una fuerte contracción de la demanda de combustibles a nivel mundial y nacional. A mediados del ejercicio pasado se estimaba que la compañía podría tener números rojos por hasta US$ 500 millones.
En materia de ingresos, éstos llegaron a US$ 4.891 millones, lo que se comparan con los US$ 7.628 millones de 2019. Los costos bajaron de US$ 7.168 millones a US$ 4.649 millones en 2020.
La compañía dijo que los resultados reflejan el efecto del plan de eficiencia, productividad, ahorros y control de inversiones, diseñado por el directorio y la administración.
Entre las medidas aplicadas está la optimización de inversiones, revisión de todos los contratos, cambios en la estrategia de compra de crudo y refinanciamiento anticipado de los vencimientos del 2020 por US$ 620 millones, reduciendo los costos financieros. A lo anterior se sumó una baja voluntaria de bonos y beneficios, tanto por parte de los trabajadores como de los ejecutivos de la empresa.
"Estos esfuerzos en todos los ámbitos de gestión no son solo números, sino que se insertan en una mirada de futuro, de una nueva ENAP que busca implementar una mejor forma de hacer las cosas", señaló el gerente general, Andrés Roccatagliata.
El ejecutivo agregó que, en medio de la pandemia, no se dejó de lado el rol estratégico de la compañía, poniendo en funcionamiento el parque eólico Vientos Patagónicos, participando activamente en el proyecto HIF, que permitirá en el mediano plazo a la zona de Magallanes producir hidrógeno verde y encontrándose además en evaluación la instalación de un importante parque fotovoltaico en la Región Metropolitana.
Fuente: Diario Financiero