Tarea del todo desafiante, considerando el rol de los combustibles fósiles en la generación de energía, lo que se ve reflejado con mayor claridad en la generación de electricidad como así también en el transporte.
Para que tengamos una idea, del total de emisiones de gases efecto invernadero a nivel mundial anuales, el 30% provienen de la generación de electricidad y calor, y el 16% proviene del transporte, la mayor parte del transporte terrestre.
Algunos casos en Latinoamérica. En Argentina un 37% de la matriz energética es derivada del petróleo, en Brasil un 48% de la matriz energética depende del mismo combustible, en Chile la generación de electricidad a partir del carbón es de aproximadamente un 35%.
México es otro país cuya dependencia del petróleo, es muy importante. El paso hacia una matriz energética, no ocurrirá de un día para otro, y será necesario, ir desarrollando puentes hacia la transformación energética limpia, que permitan la inclusión de gas. Durante este periodo de transición serán necesarios incentivos para hacer escalable el hidrógeno renovables.
El hidrógeno es una de las soluciones tecnológicas de las cuales todos están hablando hoy en día, y que sin duda poder ser un combustible de gran utilidad para resolver nuestra adicción al petróleo y carbón y poder logra la meta ya fijada por más de 60 países, que incluyen la Unión Europea, China, Japón, y próximamente los Estados Unidos.
Es necesario una transición rápida hacia el hidrógeno renovable pero al mismo tiempo construir los puentes para un hidrógeno bajo en carbono producido a partir del gas natural con tecnología captura de carbono a fin de mitigar las emisiones de CO2.
En Latino América tenemos abundantes fuentes de gas a precios competitivos que debemos aprovechar en esta transición. La Unión Europea ya está trabajando en este sentido, lo que es un ejemplo y experiencia que debemos seguir con atención.
Fuente: Energía Estratégica