La disponibilidad de la vacuna contra el Covid-19 y el acuerdo por parte de miembros de la OPEP+ firmado a principios de diciembre para ajustar la cuota de producción, han incrementado gradualmente el precio del petróleo Brent alcanzando 50 dólares por barril en semanas recientes, algo que no se veía desde marzo.
Dicho acuerdo, prevé aumentar la producción de miembros de OPEP+ unos 500 mil barriles diarios a partir de enero de 2021, con ajustes mensuales, en lugar de los 1.9 mbd que se tenían planeados anteriormente. Limitando la producción total a principios del próximo año a 7.2 mbd con el objetivo de asegurar un suelo firme en los precios del petróleo.
Al mismo tiempo, se está dando una recuperación en la demanda global de combustibles, impulsada por los mercados más importantes como el asiático. La OPEP estima que la demanda global para 2021 será de 95.89 mbd, es decir 5.90 mbd mayor que en 2020. Como resultado de los factores antes mencionados, Goldman Sachs estima que el precio promedio del petróleo Brent para 2021 será de 65 dólares por tonel.
Pareciera que finalmente se ve la luz al final del túnel para la industria petrolera. Sin embargo, será un reto importante lograr la estabilidad en el mercado energético y mantener precios estables a largo plazo. Rystad Energy estima que durante 2021 las inversiones en upstream caerán 30 por ciento. El gasto de capital global upstream (solamente petróleo) fue de 224 billones en 2020 comparado con 329 billones en 2019.
La falta de inversión en proyectos que permitan incrementar la oferta de petróleo en el futuro y la proyección de la demanda global al alza por la recuperación económica podría significar mayor volatilidad en los mercados y una encrucijada peor a la que vivimos en 2014.
Después de un año turbulento y sin precedentes para el mercado, que ha ocasionando pérdidas e incrementado la deuda pública y privada a niveles exorbitantes. Como resultado, las empresas internacionales petroleras con las mejores prácticas están cada vez más enfocadas en priorizar el valor de sus operaciones por encima del volumen. Esto les permite ser más resilientes frente a un entorno de alta volatilidad en los precios del petróleo.
El director general de Desarrollo Tecnológico, Recursos y Sostenibilidad de Repsol, Luis Cabra, destacó “Nuestra prioridad número uno es la rentabilidad y la calidad de los activos y las sinergias fiscales”. También mencionó que en los próximos años enfocará sus operaciones en países como México donde puede tener un precio de equilibrio de 36 dólares.
Pemex, al ser la compañía petrolera más endeudada del mundo, enfrentará retos importantes el próximo año si no replantea su estrategia en respuesta a las señales del mercado. A su vez, la calificación soberana mexicana ya enfrenta un panorama negativo dado al mal manejo de la compañía petrolera estatal.
La propuesta del senado mexicano de reducir los impuestos de Pemex ayudará a reducir la carga fiscal de la compañía, pero no es suficiente para enfrentar la magnitud de los retos que existen para la compañía y economía del país. Pemex como otras empresas petroleras, debería centrarse sólo en campos rentables y vender sus activos no básicos. También debería asociarse con empresas privadas a través de farmouts para obtener capital, ampliar su capacidad tecnológica y cumplir con sus objetivos de producción.
A pesar de la situación actual en la industria petrolera, aún hay compañías que le apuestan y apostarían a México por su potencial energético. El gobierno debe de aprovechar la oportunidad de atraer capital para desarrollar sus recursos de petróleo y gas en un momento en el que hay mayor despojo en inversiones en exploración y producción a nivel global.
Fuente: El Financiero