“Reclamamos desde hace tiempo por los ruidos molestos, las emisiones y distintas contaminaciones. Soy productor de caballos para equinoterapia y de raza, las hembras no quedan preñadas por el estrés y eso nos afecta mucho. Además producimos frutas orgánicas para exportación y cerdos para el mercado local”. Enrique Peña, productor de frutas orgánicas y de equinos de raza, habló con el Observatorio Petrolero Sur y detalló las afecciones que sufren desde que la empresa YPF se asentó en la zona para hacer fracking.
YPF perforó en el área más de 200 pozos y desde entonces hubo explosiones, derrames y distintos accidentes. A Peña también lo afectó en su vida cotidiana: “Se rajó la pileta, las paredes [de la casa] y los vidrios tiemblan, somos tres familias con niños. No podemos dormir por los ruidos y padecemos mucho estrés”. En 2019, mientras la empresa realizaba trabajos de fractura, los productores le enviaron en una nota en la que enumeraban los problemas padecían. La respuesta llegó cuando habían terminado las operaciones y retirado los equipos, la YPF desestimaba todo.
Cansados de lo que consideran que es un destrato, Enrique junto a otras familias de productores, van a mantener el corte hasta que obtengan una respuesta. La Asamblea Permanente del Comahue por el Agua acompaña el reclamo.
Juan Pablo López, vecino de la locación, denunció a YPF por las mismas causas en 2018 y, desde entonces, cuando la compañía trabaja en el lugar, lo traslada a él y su familia a un hotel de Allen para que pueda dormir.
Tras el derrame en 2016 los frutales quedaron quemados.
En octubre de 2016 se derramaron unos 240.000 litros de líquido de inyección de los pozos EFO 360 y 362 y secaron numerosos frutales en la chacra 60.
Vivir al lado de un pozo es un drama y cada vez que el fracking regresa trae consigo conflictos socioambientales.
Fuente: La Izquierda Diario