El Gobierno nacional, presidido por Luis Arce Catacora, tendrá entre sus prioridades dos tareas fundamentales en el campo económico: reducir el déficit fiscal e inyectar liquidez entre los productores y consumidores.

Para llevar a cabo estas acciones necesitará de recursos económicos, que bien los podría obtener promoviendo el mayor consumo de biodiésel y bioetanol, que le permitirá reducir las importaciones de gasolina y diésel, y al mismo tiempo elevar la producción agropecuaria orientada a este objetivo.

Como dije en una nota de fines del año pasado, los biocombustibles constituyen una plataforma estratégica para la bioeconomía, no solo porque contribuyen a crear una matriz energética más limpia, sino por el posible efecto multiplicador de las bio-refinerías en otros sectores de la economía. Pues, ya a principios de la presente década Brasil, Argentina y Colombia eran los países latinoamericanos principales productores de bioetanol y biodiésel del mundo.

Un informe de la CEPAL, la FAO y el IICA sobre las perspectivas de la agricultura y el desarrollo rural en las Américas, destaca la bioeconomía como una forma innovadora de impulsar el desarrollo rural sostenible en América Latina y el Caribe.

Fuente: La Razón

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