Con nuevo secretario de Energía, y a seis meses del próximo invierno, el Gobierno nacional se apresta a delinear finalmente una estrategia para desarrollar Vaca Muerta. La pregunta que se impone es si es posible que funcione un programa de incentivos a la producción sin contar con las condiciones macroeconómicas de base.
Especialista en Energía y Minería Con la abrupta caída de la actividad en todos los ámbitos extendida a nivel global por el Covid-19 se traza un escenario muy sombrío para la industria del oil & gas. Sin producción y sin transportes, la demanda de insumos energéticos bajó abruptamente golpeando de lleno a la industria de los fósiles y a toda la cadena de valor asociada.
A los problemas del mundo, la Argentina suma sus condimentos distorsivos. Desde que asumió, el Gobierno nacional no ha tomado decisiones en materia de energía salvo el congelamiento de tarifas por 180 días en el marco de la ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva, que luego extendió hasta fin de año. Otra salvedad se podría hacer con el “barril criollo”–que ya perdió vigencia-, aunque se trató más de un paliativo para el crudo en el mercado interno ante el derrumbe del precio y la demanda internacional.
En el mismo texto de la ley de Solidaridad se dispuso la renegociación y revisión de la tarifaria integral durante los primeros seis meses y para eso fueron intervenidos los entes reguladores de la electricidad (ENRE) y del gas (Enargas) por el término de un año, pero hasta el momento no hubo definiciones sobre cómo se va a salir de este “stand by tarifario” cuando termine el plazo ampliado para empezar a delinear un cronograma de inevitables ajustes.
Las tarifas están congeladas desde antes de la gestión de Alberto Fernández En rigor, las tarifas están congeladas desde antes de la gestión de Alberto Fernández. Si bien el anterior presidente, Mauricio Macri, aplicó un “sinceramiento”, la devaluación en 2018 obligó a dar marcha atrás. Crédito del FMI mediante, y a pesar de las condiciones para reducir el déficit fiscal, pudo más la inminencia del año electoral. Así las cosas, no se modifican desde el inicio de 2019.
Con nuevo secretario de Energía, el neuquino Darío Martínez, y a seis meses del próximo invierno, el Gobierno nacional se apresta a delinear finalmente una estrategia con el objetivo de desarrollar Vaca Muerta, aunque la motivación primordial no sea hoy convertirla en -según las palabras del ministro de Desarrollo Sostenible, Matías Kulfas-, “palanca para el desarrollo para la próxima década”, sino al menos evitar el salto a las importaciones de gas cuando vuelva el frío.
Con las tarifas congeladas, hoy se pagan unos 2,5 dólares por cada millón de BTU, que es la unidad de medida que se utiliza para ponerle precio al gas. En tanto, los productores de Vaca Muerta dicen que a menos de 3,5 dólares no pueden producir. Esa diferencia es la que se busca saldar con el Plan Gas 4 o “Esquema de Gas 2020-2024”.
De hecho, ahora la cartera energética se mudó al edificio del Ministerio de Economía (que hasta agosto estuvo bajo la órbita del Ministerio de Kulfas) por ese razón; es que difícilmente podría implementarse una política de subsidios sin la mirada del titular de la cartera, Martín Guzmán. La pregunta que se impone es si es posible que funcione un programa de incentivos a la producción sin las contar con las condiciones macroeconómicas de base.
Prometer dólares a la industria parece un poco irresponsable Para el economista y consultor del Instituto Argentino de la Energía General Mosconi, Alejandro Einstoss, los subsidios a la oferta teóricamente no son buenos. “En esta circunstancia en dónde no hay dólares, prometerle dólares a la industria parece un poco irresponsable”, estimó el experto en diálogo con esta periodista.
Fuente: Agencias