Hasta diciembre, el Gobierno espera concretar una operación de crédito por $1.400 millones con el Banco Industrial y Comercial de China (ICBC) y el Banco de Desarrollo de China (CDB). Esa operación se negocia desde enero, pero la baja producción petrolera del país es uno de los principales obstáculos, debido a que el desembolso de dinero estaría atado al compromiso de entregar, como parte de pago, volúmenes de crudo durante los próximos años.
René Ortiz, ministro de Energía y Recursos Naturales no Renovables, reconoció que tanto Petroecuador como otras instancias públicas han generado varios informes para establecer la viabilidad del préstamo, pero “hasta este momento nadie ha firmado nada” y todavía continúan los análisis y los cálculos. Las preventas petroleras, realizadas durante la década correísta, fueron observadas por la Contraloría como consecuencia de que se incumplieron normas legales y las operaciones no fueron beneficiosas para el país.
Cuestionamiento a la capacidad
Entre las principales recomendaciones del ente de control está precisamente que no se puede asumir compromisos de crédito de ese tipo si no queda libre, al menos, el 10% del volumen de crudo producido anualmente para realizar ventas en el llamado mercado spot. En otras palabras, los compromisos de pago no pueden dejarnos sin capacidad para negociar petróleo en los mercados internacionales.
Además, Ortiz puntualizó que también se debe cumplir con las entregas pendientes por las preventas vigentes y destinar una parte del crudo para la generación de combustibles. En un principio, el nuevo crédito chino preveía una entrega futura de alrededor de 50 millones de barriles, pero la caída de los precios internacionales ha subido ese requerimiento a más de 70 millones.
Los últimos dos gerentes de Petroecuador han cuestionado que el país tenga la suficiente producción para cubrir ese requerimiento. Ricardo Merino, quien renunció al cargo a inicios de esta semana, recalcó, en su carta de renuncia, que se debe realizar “el análisis objetivo y técnico para determinar la disponibilidad de producción de crudo y volúmenes programados de entrega, de tal manera que se evidencie el cumplimiento de la normativa expedida para el efecto y de las recomendaciones de la Contraloría General del Estado”.
Industria en declive
Ortiz reconoció, con respecto al estado de la industria petrolera, que “estamos bajos y hemos perdido bastante”. La producción apenas llega a los 511.000 barriles diarios, es decir, alrededor de 183 millones de barriles al año. Esta industria es de capital intensivo. A Petroamazonas se le ha reducido $600 millones de presupuesto en 2020, por lo que sus niveles son los más bajos de los últimos tiempos”, aseveró
En esas circunstancias, una buena parte de los compromisos de 2021, atados a operaciones antiguas, se tendrán que reprogramar para 2022, cuando se tendrá un espacio extra porque se pagarán los últimos 37 millones de barriles de las preventas con Petrotailandia.
Crédito caro
Las condiciones exigidas por China, a parte de la entrega de crudo, también incluye una tasa de interés de hasta 9% y un periodo de pago de hasta 5 años. Eso no tiene nada que ver con las ventajas de los créditos con multilaterales, las cuales incluyen tasas de menos del 3% y plazos de más de 10 años.
A corto plazo, el dinero recibido desde esos organismos no podrá aumentar, más allá de lo ya acordado, mientras no se ven resultados concretos sobre el ajuste y la reducción del déficit fiscal.
Por eso, aparte de los $500 millones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y los $2.000 millones más del Fondo Monetario Internacional (FMI), Ecuador no tiene más opción que seguir negociando con el país asiático para conseguir los recursos que hacen falta para cerrar 2020.
Fuente: La Hora