Han pasado exactamente nueve años de la fijación del tipo de cambio en 6,96 bolivianos para la venta y 6,86 para la compra de cada dólar estadounidense.

En la actualidad, hablar de modificar el tipo de cambio es hablar de incertidumbre, inestabilidad e inflación.

Pero algunos expertos opinan lo contrario. Afirman que, ante la crisis, Bolivia necesita modificar su política monetaria y dar paso a un tipo de cambio flexible, es decir, un valor que se determine libremente en el mercado.

Y, pese a los temores colectivos, aseguran que no hay riesgo de inflación porque el país tiene una oferta excedentaria de productos alimenticios, algo que quedó demostrado durante la pandemia del coronavirus.

Fuente: Los Tiempos

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