Tras la inspección a la planta de urea y amoniaco, la Gobernación de Cochabamba informó que sólo 30 de 300 funcionarios (10 por ciento) continúan trabajando en la factoría, que se aproxima a cumplir un año paralizada.
El Gobierno nacional se comprometió a volverla a poner en marcha después de un proceso de reingeniería y, para ello, anunció la semana pasada que contrata consultores para que realicen estudios de administración y mercado.

En tanto, el director de Desarrollo Industrial, Energía e Hidrocarburos de la Gobernación, Moisés Quispe Copa, observó que la reingeniería se anuncia desde febrero y la planta aún no cuenta con el personal especializado para este trabajo. A eso se suma, que casi la totalidad del personal capacitado en Corea del Sur fue despedido o transferido a otras subsidiarias de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).

Quispe explicó que tener la factoría sin operar es muy peligroso, ya que los equipos pueden dañarse y repararlos demandaría millones de dólares, debido a que todos los equipos fueron traídos del extranjero. “Los equipos, cuando están parados, sufren deterioro. Hay que ver si van a funcionar o tendrá una falla técnica”, indicó.

FUENTE: LOS TIEMPOS

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