Hay al menos dos motivos que pueden llegar a beneficiar a Neuquén una vez que se plasme oficialmente el acuerdo entre Argentina y los acreedores privados, tal como lo informó el presidente Alberto Fernández.
Una primera variable, central para la economía provincial, es la señal a potenciales inversores en el sector petrolero, y la otra se vincula a las condiciones que está esperando para renegociar su deuda en dólares.
La provincia se había constituido en los últimos cinco años junto con Buenos Aires como el principal imán para recursos externos.
La explicación local es muy clara: Vaca Muerta, la formación de gas y petróleo no convencional, que viene contrarrestando la baja de la producción total del país, dio muestras contundentes de todo su potencial, algo que incluye más claramente cómo cuotas crecientes de producción podrían ser atrayentes para mercados internacionales.
Argentina, antes del actual ciclo de crisis, pasó de buscar el autoabastecimiento, un problema mayúsculo en los primeros años 2000, a incursionar en exportaciones en una mayor escala a partir de los desarrollos shale. Es el contexto que transitaban las principales productoras del mundo en Neuquén hasta la caída, más o menos virtual, en la cesación de pagos en la que incurrió el país.
Ese escenario de crecimiento tuvo un primer freno abrupto el año pasado, cuando la administración de Cambiemos decretó un valor interno para el crudo por debajo del precio internacional. Así buscó evitar que las naftas se dispararan, y con eso la escalada inflacionaria se acentuara en las góndolas.
Luego, hubo más restricciones vinculadas a la situación macroeconómica. Entre ellas, una que puede ser fundamental: la imposibilidad de girar utilidades y dividendos fuera del país, luego del "reperfilamiento" de la deuda lanzada por el ex ministro Hernán Lacunza. Así el gobierno anterior buscó frenar una estampida aún mayor de dólares, una situación que perseguía quitarle presión al Banco Central de la República Argentina (BCRA).
En este contexto de crisis, las petroleras habían frenado sus inversiones en Neuquén. La provincia recibía entre 3.000 y 5.000 millones de dólares por año en exploración y producción de gas y petróleo. Es una realidad del pasado reciente que entró en duda aún más una vez que el país no pudo pagar los títulos que emitía para financiarse.
¿Cuáles fueron las consecuencias en Neuquén? Menos actividad económica aparejada a la industria petrolera, lo que presiona sobre los puestos de trabajo y tiene un correlato en la recaudación tributaria (también para el país). Ese cuadro previo se profundizó con la llegada de la pandemia del coronavirus y la falta de acuerdo con los acreedores.
El final de esta negociación, hay cierto consenso, debería venir de la mano de un plan económico. El que se dio es un primer gran paso que despeja incertidumbres acerca de la condiciones del país. Pero el andamiaje productivo en su totalidad está pendiente del contexto interno. Se despeja la incertidumbre, y acaso el sector empresario podría financiarse a una mejor tasa por la baja del riesgo país, ese casillero que define todo lo más caro que puede ser lo que paga sus créditos una nación por su condición macroeconómica. Sin embargo, rescatar a miles de pymes de una pesadilla necesitará más que eso.
El otro punto que podría tener impacto en la economía provincial es netamente financiero: Neuquén acaba de bajar su nota crediticia, tal como lo publicó la calificadora de riesgos Standard and Poor's.
En los hechos: esto implica tener menores certidumbres acerca de la capacidad de pago de un bono determinado. Neuquén estaba esperando el acuerdo del gobierno nacional con los acreedores para buscar una reestructuración de su deuda en dólares. Esto implica emitir un nuevo bono, con alguna oferta de interés adicional, para postergar esos vencimientos, que tienen como respaldo las regalías hidrocarburíferas provinciales.
Esta es la foto inmediata, apenas conocida la noticia del acuerdo del gobierno nacional. Sin embargo, un impacto real en la economía dependerá de los próximos pasos que dé el país para reactivar su economía, en medio de la peor crisis de la historia económica, con todos los países cayendo a niveles inusitados y recurriendo a la inyección de capitales de modo descomunal como vía para atenuar la enorme recesión global.
Acaso Nación haya dado alguna pista acerca de sus futuras apuestas para conseguir los dólares que, en definitiva, necesitará para poder cumplir con lo que pacte con los acreedores externos, algo así como pagarle 55 dólares por cada 100 adeudados.
“Vaca Muerta será central para el desarrollo luego de un acuerdo”. La frase es del presidente Alberto Fernández, la dijo en Villa La Angostura, en junio pasado, al referirse del rol que le asigna a la formación shale para la salida de la crisis. Quizás, parte del camino pase por ahí.
Al mismo tiempo, el gobierno nacional y las productoras vienen negociando un plan para estimular la producción de gas, que, en línea con el contexto económico, busca como uno de sus objetivos evitar gastar dólares en importaciones. Claro, también comenzar a dar un contexto para el desarrollo de los enormes recursos gasíferos, no solo de Neuquén sino que también de otras cuencas productoras. Todo esto, también, quedaba atravesado de riesgos mayores sin un contexto macro como el que se empieza a definir.
Fuente: Más Energías - Argentina