Durante la Apertura Petrolera implementada en la década de los 80 y principios de los 90, la alta gerencia de PDVSA, denominada Meritocracia, creó en el exterior 87 empresas con el propósito de evadir pagos al fisco nacional y llevarse del país los ingresos petroleros.
A está conclusión arriba el análisis realizado por el profesor de la UCV, Carlos Mendoza Potellá, en el escrito intitulado «PDVSA, CITGO, los velos corporativos y… “El otro yo del Dr. Merengue”.

«El mecanismo utilizado para ese desvío de recursos nacionales fuera del país, junto a la compra de 19 refinerías chatarras, fue precisamente la multiplicación de corporaciones-represas en el exterior, sobre todo en paraísos fiscales».

En el estudio halló que la meritocracia que condujo la Apertura Petrolera creó 57 corporaciones filiales y “holdings companies” en Estados Unidos, 20 en el área del Caribe y 10 en Europa. «¡Qué capacidad de gerencia, qué orgullo nacional!», exclama Potellá.

«¿Cuál era el propósito de esas 87 instancias corporativas? ¿Cómo se manejaba el flujo de fondos entre ellas? ¿Qué papel jugaba una PDV Finance Ltd en Islas Caimán y cómo se enmarcaban los recursos que manejaba en la obligatoria unidad del Tesoro
Nacional?».

Cita como ejemplo de recursos que debieron entrar al fisco nacional y que fueron dados al fisco de EEUU, lo señalado en el Informe del Comisario de PDVSA de 1999, el cual expone: «…cabe destacar que el precio de venta de crudo inferior al precio de mercado, significa una transferencia al fisco norteamericano según el siguiente detalle: incrementa las ganancias de CITGO en 210 millones de dólares, con un efecto de impuesto [norteamericano, n.n.] estimado a la tasa nominal de 71 millones de dólares y disminuye las ganancias de PDVSA en 210 millones de dólares, lo cual representa una disminución nominal de impuesto sobre la renta venezolano de 142 millones de dólares».

Destaca que solo en 2001 el «¡gran negocio! “movió” 27.000 millones de dólares en ingresos por ventas, generando “ganancias” de 638 millones, provenientes de los descuentos hechos por PDVSA en Venezuela a los suministros petroleros enviados a sus filiales externas, por 936 millones, un promedio de 2,2 dólares por barril para contener pérdidas reales, amén de las nuevas inversiones para seguir convirtiendo chatarra en equipos operativos por 517 millones. Potellá observa un comportamiento similar en los 3 años anteriores graficados, añadiendo que ese comportamiento tampoco fue distinto en los años siguientes, «hasta el último del cual tenemos registros, 2016».

«Y valgan las cifras de cinco años, “adornadas”, de la propia PDVSA en su Informe de Gestión Anual de ese año». «Sus ruinosos resultados han sido expuestos en muchos trabajos propios y de otros autores, pero la conciencia de esas circunstancias adversas ha sido nublada por la profusa propaganda sobre la mítica “cuarta empresa petrolera más grande del mundo».

Explica que otro de los mecanismos usados desde 1986 hasta el 2000 para burlar dinero del país fue la compañía “holding” externa principal, VENEDU, creada en Curazao, un paraíso fiscal muy conveniente, como sabe cualquier operador de finanzas irregulares.

El siguiente tramo, la casa “holding”, tenedora de los activos externos, PROPERNYN se ubicó en Holanda hasta 1997, año en el cual se trasladó a PDV Holding en el estado norteamericano de Delaware, donde ya estaban constituidas, desde 1983, todas las instancias operativas de PDV America (sin acento, porsia) precisamente en el más propicio de los Estados Unidos para la constitución de corporaciones sin muchos tiquismiquis, como diría Pérez Alfonzo.

Potellá, no obstante, afirma que no puede dejar de críticar la resurrección, después de 2005 y hasta 2018, de la planificación de “pajaritos preñados”, bajo la conducción ministerial y la presidencia de PDVSA de Rafael Ramírez, la cual llegó a establecer metas de producción de 5 a 8 millones de barriles diarios, los cuales nutrirían a las 33 refinerías, -8 de éstas en el territorio nacional- que tendríamos en el 2030.

«Metas esquizofrénicas, inconsecuentes con el discurso oficial retomado en 2000 y todos los años subsiguientes hasta nuestros días, que proclaman enfáticamente el firme apoyo de Venezuela a las políticas acordadas en el seno de la OPEP, de limitación de la producción para la defensa de los precios», expresa.

«En esa inconsecuencia ha tenido mucho que ver la nueva promoción, justamente desde 2005, de los sueños de la Faja del Orinoco y su 90% de las “reservas” extrapesadas del mundo».

Fuente: Últimas Noticias - Venezuela