EDGARD ROMERO NAVA
Para producir petróleo, se requiere de múltiples actividades, con costosos equipos. Los fabricantes elaboran los protocolos de mantenimiento. Tal como el manual de mantenimiento al comprar un vehículo nuevo que establece un kilometraje para cambio de aceite las petroleras, realizan los mantenimientos principalmente mediante contratos que son ejecutados por los conocidos contratistas petroleros.
Las ex concesionarias, habían promocionado y constituido un plantel de contratistas para realizarlo, tanto en tierra, como, en el Lago de Maracaibo. Un importante número de instalaciones, de todo tipo, tales como balancines, estaciones de flujo, plantas compresoras, de inyección de agua y gas, miles de kilómetros de tuberías terrestres y sublacustres, así como, de líneas eléctricas, se monitoreaban y mantenían al día por los contratistas. Pdvsa, también heredó ese bien formado y equipado plantel de contratistas criollos.
En 2009, se decreta la expropiación y reserva ésta actividad al Estado, que sumado al abandono de los programas de mantenimiento, fue causa determinante de la caída de la producción en la cuenca del Lago de Maracaibo, de 1.500.000 b/d, a menos de 300.000 b/d. Los equipos expropiados: grúas, lanchas, remolcadores, gabarras, muelles, talleres y oficinas, pasaron a manos de Pdvsa. La mayoría de las empresas, aún no han recibido sus pagos. Y los equipos. sin el debido mantenimiento se han convertido en chatarra.
Las pujantes y prosperas poblaciones alrededor de los patios y muelles desde los puertos de Altagracia, hasta Mene Grande, en la Costa Oriental y desde La Concepción, hasta La Cañada, en la Costa Oeste. Ahora, sin los empleos que antes producían los contratistas. El júbilo de un sector laboral en la época, se esfumó y solo queda frustración. Los resultados a la vista de todos prueban la importancia del sector privado. Y se observa la dolorosa destrucción de Pdvsa y la casi misión imposible, de devolverla a lo que fue.
Fuente: El Universal - Venezuela