Petróleos Mexicanos (Pemex) es quizá el eslabón más débil de las finanzas públicas en México hoy en día.
Sus ingresos del primer trimestre del año (2020-I) mostraron un decremento de 20.3% año a año (a/a), reflejo de un retroceso tanto en ventas nacionales como de exportación, con caídas anuales de 20.7% y 19.4%, respectivamente.
Esto resulta de la caída en los precios internacionales del crudo y la contracción en la cantidad demandada por menor actividad económica durante marzo pasado, la cual se preveé sea más severa al segundo trimestre.
El EBITDA (flujo operativo) trimestral de la empresa sumó 53,009 millones de pesos (2,524 millones de dólares), una contracción de 54.2% a/a, como consecuencia principalemente de efectos en precios de hidrocarburos.
La deuda de la compañía sumó 2,406,819 millones de pesos (104,644 millones de dólares), un incremento anual del 20.5% explicado, en parte, por la fuerte depreciación del peso frente al dólar (30% en promedio en 2020-I). Con esto, la razón de Deuda Neta a EBITDA se ubicó en 11.8x desde un nivel de 9.5x al cierre de 2019, con base en nuestros cálculos.
En esa línea, es importante mencionar los vencimientos más próximos para la petrolera; que en 2020, ascenderían a 211,776 millones de pesos (9,128 millones de dólares) los cuales se podría refinanciar al menos parcialmente y el resto podría cubrirse en gran medida a través de su generación de EBITDA. No obstante, destaca que dicha acción dejaría un estrecho margen de maniobra para inversiones que se han anunciado.
Los vencimientos de este año no representan un riesgo de impago importante para la empresa. No obstante, al cierre del año pasado, el 91% representó deuda de largo plazo.
Destaca que, durante mayo, los precios de los bonos de Pemex han mostrado una recuperación significativa en sus cotizaciones (promedio de apreciación del 7% desde su valor más bajo en marzo de 2020). Lo que indica que, a pesar de la coyuntura actual, el mercado parece integrar algún tipo de apoyo adicional por parte del gobierno federal.
Ante lo anterior, es importante mencionar la constante intención del gobierno federal por destinar recursos a las actividades downstream (refinación y petroquímica), no obstante, expertos en la producción de hidrocarburos consideran que, dado el esquema de costos de operación de Pemex (que ha generado márgenes de refinación negativos), resulta conveniente transferir recursos a actividades de exploración y extracción (upstream) que generan mayores rentas económicas para el Estado.
Finalmente, mencionar que las tres agencias calificadoras con presencia internacional bajaron la calificación soberana y de Pemex; dos de ellas ubicaron a los bonos de Pemex por debajo del grado de inversión, con perspectiva negativa. Si bien, dichas calificadoras han expresado el riesgo que conlleva el elevado nivel de deuda de la petrolera (la más endeudada en el mundo), un elemento primordial que analizan a detalle son las estrategias y la fortaleza o poco sustento de las mismas.
Lo anterior, naturalmente, ha encendido las alertas de los inversionistas internacionales en las finanzas del país y en la capacidad de las autoridades en el manejo de la situación, por tanto, el desempeño al segundo trimestre y durante el resto del año, así como la focalización de recursos serán decisivos para la determinación del perfil crediticio y rumbo de la compañía.
Sin embargo, debido a que las perspectivas no son alentadoras, no podemos descartar un próximo recorte por parte de la calificadora restante, obligando al gobierno federal a actuar de manera más agresiva para dar estabilidad financiera a uno de los ejes transversales del gobierno.
Fuente: El Economista - México