El régimen de Nicolás Maduro está gestionando contratos, con gobiernos aliados, para canjear crudo por alimentos y combustible.
CAMBIO 16 - VENEZUELA

A la severa caída de la producción petrolera de Venezuela, durante al menos cuatro años, se une la inoperatividad de sus refinerías. Ambos procesos están motivados por la falta de mantenimiento, inversión y personal calificado. Más reciente por las sanciones de Estados Unidos, que han profundizado la crisis energética.

Durante 2019 y 2020 se han presentado varios episodios de escasez de gasolina. Actualmente hay una restricción importante de ese combustible y, en momentos de emergencia sanitaria y cuarentena, las autoridades han dado prioridad al personal de salud para cargar sus vehículos de gasolina.

Las limitaciones de movilidad por las contingencias por la COVID-19 y el combustible, afectan igualmente el traslado de alimentos. De allí que el régimen busca con urgencia proveerse de estos productos, a cambio de crudo.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha desafiado las sanciones de Trump al país suramericano. Y Maduro ha firmado contratos con las empresas mexicanas Schlager y Libre Abordo. El propósito es canjear 15 millones de toneladas de crudo de Pdvsa a cambio de 210.000 toneladas de maíz y 1.000 tanques de agua potable. En otro contrato más reciente, informó ABC, le ofrece a la compañía mexicana Jomadi cinco millones de barriles por una cantidad de gasolina.

Maduro canjea crudo por alimentos y gasolina

La capacidad de almacenamiento que tiene Venezuela es de unos 65 millones de barriles, pero muchos de los tanques que se usaban en el pasado están inactivos. Según la publicación, una fuente del sector petrolero con negocios en Venezuela, el país “no está vendiendo crudo. Y no hay donde almacenarlo, lo que produce paros en las operaciones porque no hay dónde ponerlo”.

Las sanciones de EE UU sobre la empresa estatal rusa Rosneft han dejado al régimen venezolano sin una vía a través de la cual distribuía a finales de 2019 dos tercios de su crudo. Después de que el Kremlin decidiera salirse completamente del mercado petrolero venezolano, Maduro declaró lo que calificó de “emergencia energética” y anunció una reestructuración integral de Pdvsa. “No acepto más excusas, producimos o producimos”, dijo entonces.

Venezuela, país con las mayores reservas de crudo del mundo, se ve obligado a suspender la casi totalidad de sus operaciones petroleras. Varias refinerías, como Paraguaná y El Palito, están cerradas. En teoría el régimen dispone de las instalaciones necesarias para refinar 1,3 millones de barriles diarios de crudo, pero solo logra refinar algo más de 100.000 por jornada.