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Desde que la Planta de Amoniaco y Úrea paralizara sus operaciones, más de 400 trabajadores sólo se dedican a realizar el mantenimiento de las máquinas de una factoría que no es de beneficio para Bulo Bulo, el municipio Entre Ríos o el trópico de Cochabamba. El proyecto industrial es considerado el más grande de la historia de Bolivia, pero también el más caro y cuestionado por su ubicación.
“Hay más de 400 trabajadores que siguen en la planta. El trabajo que hacen es el de mantenimiento de las máquinas. La factoría está parada, no está operando. Para el sector de Chapare este proyecto no significa nada porque está totalmente lejos de la población. No es un foco de desarrollo económico y a nivel departamental tampoco significa un aporte”, afirmó la asambleísta por el Frente Único Lizeth Beramendi .
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