Fuente: Comunidad Portuaria
Hasta mayo de 2020 la petrolera YPF prevé concretar seis envíos de gas proveniente de Vaca Muerta a mercados del exterior. La carga de 44.300 toneladas de GNL o casi 65 millones de metros cúbicos de gas natural -detalló el portal Energía On- llegará entre el viernes 15 y el martes 19 de noviembre al puerto de San Salvador de Bahía, Brasil, ya que fue comprada en una licitación por la petrolera estatal Petrobras a un precio que no fue informado, pero que expertos del sector calculan entre u$s 5 y u$s 6 por millón de BTU en destino (entre u$s 2 y u$s 3 por millón de BTU en boca de pozo).
El barco Excalibur, de 277 metros de eslora, cargó el gas licuado en la barcaza Tango FLNG contratada por YPF y estaba anoche frente a las costas de Mar del Plata.
Asistida por cinco remolcadores, pasadas las 15 la nave dejó el muelle de Mega, donde estaba amarrado en andana (a la par con ambas proas en la misma dirección) con la barcaza de licuefacción Tango, encargada de licuar el gas natural proveniente de Vaca Muerta y de otros yacimientos patagónicos.
El Excalibur había llegado al puerto local a mediados de septiembre pasado y durante todo este tiempo recibió la carga producida por la Tango en el marco de un ambicioso proyecto exportador impulsado por la empresa petrolera estatal.
Argentina se sumó así al reducido club de exportadores de gas licuado, que tiene como líderes a Qatar y Australia y en el que compite cada vez más fuerte Estados Unidos a partir del shale gas, mismo recurso que hay en la formación Vaca Muerta.
De hecho, las exportaciones de gas licuado por parte de YPF llegan como necesidad de colocar el producto a una demanda que no encuentra en el mercado local, debido al aumento de producción de Tecpetrol en Fortín de Piedra, la recesión y los aumentos de tarifas que plancharon el consumo.
Ahora, ya completada la carga y partida del Excalibur, en los próximos días llegará otro buque similar, el Methane Kari Elin, contratado por YPF para este tipo de operaciones. De esta manera se concreta el proceso inverso al que imperó en Bahía Blanca entre 2008 y 2018, cuando se importaba GNL y se lo regasificaba en el puerto local antes de ser inyectado en los gasoductos.