Fuente: El Economista
Los presuntos cibercriminales que cifraron la información de un conjunto de computadoras de Petróleos Mexicanos (Pemex) pidieron un rescate de 565 bitcoins para liberar, es decir desencriptar, la data de la compañía. Esta cifra asciende a alrededor de 4.9 millones de dólares, lo que la coloca entre los mayores rescates pedidos en un ataque de ransomware, como se le conoce a la infección que enfrentó Pemex.
Sólo un rescate supera al que le fue solicitado a Pemex por los atacantes, el cual no fue pagado, según la secretaria de Energía, Rocío Nahle. A la ciudad de New Bedford, Massachusetts, en Estados Unidos, le fue exigido un rescate de alrededor de 5.3 millones de dólares en bitcoins. La ciudad hizo una contraoferta de 400,000 dólares que sus atacantes rechazaron, por lo que se negó a pagar el rescate.
A la fecha, el rescate más cuantioso que sí ha sido pagado, fue el que se le exigió a la empresa de hosting en internet japonesa Nayama, en 2017. Esta compañía desembolsó 1.14 millones de dólares para recuperar el control de 300 servidores que almacenaban alrededor de 3,400 sitios web de sus clientes.
La mitad de los ataques de ransomware con los mayores montos de rescate ocurrieron en el 2019. La mayoría se ha dado en contra de instituciones de gobierno, como en el caso de Pemex, una empresa estatal, y como las más de 80 entidades gubernamentales estadounidenses que también han sufrido este tipo de ataques en este año, según un análisis de Recorded Future.
Las instituciones educativas también integran una muestra representativa en este grupo. Uber no sufrió un ataque de ransomware, sino que un ciberdelincuente robó información de la compañía por la que ésta pagó un rescate de 100,000 dólares, según la agencia Bloomberg.
El ransomware, término que proviene de las palabras ransom (rescate) y malware (software malicioso), es un tipo de malware que los cibercriminales usan para encriptar la información de los sistemas infectados. Al usar este tipo de software, los cibercriminales buscan pedir un rescate, casi siempre económico, para devolver los equipos y la información a sus titulares.