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Para unos, día perdido; para otros, invertido. Así llevamos más de tres semanas. El Gobierno sostiene que la mesa de diálogo en la zona sur funciona, aunque en paralelo se abran otras, como la de la Unión Europea y la de la Iglesia Católica, sin que ninguna acabe de dar informes puntuales de los avances, que en cualquier caso, son mínimos porque la tarea es compleja.
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