Washington había advertido de que el petrolero iba a violar las sanciones internacionales y acusa a las autoridades británicas de crédulas.
ELPAIS.COM

Los temores del Gobierno de Estados Unidos se han cumplido y el petrolero iraní que fue interceptado en julio en Gibraltar con 2,1 millones de barriles de petróleo crudo a bordo ha llegado a la costa de Siria, donde ha desconectado su transpondedor para esconderse de los satélites que controlan el tráfico marítimo mundial. Las autoridades norteamericanas están convencidas de que el capitán, al que ofrecieron una recompensa para librarse de su mercancía, ha descargado el crudo en otro buque para eludir las sanciones al régimen sirio.

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