Falta un diseño institucional que resuelva la ‘tragedia de los comunes’ que supone la explotación de la selva amazónica.
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La Amazonia está en llamas. A juzgar por la alarma mediática y social, lo está sobre todo en Brasil y este mes. Sin embargo, la realidad es algo más compleja. Tiene sentido que nuestros radares se hayan disparado con las cifras y las imágenes de agosto, pero es fundamental que aprovechemos esta ventana de atención para comprender que no se trata de apagar fuegos, sino de minimizar los incentivos para que prendan de nuevo en el futuro.

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