El enfriamiento del consumo y la inversión llevan al gigante asiático a crecer un 6,5% en el tercer trimestre, la menor tasa de la última década.
EL PAIS

China no nota aún el impacto de los aranceles impuestos por la administración de Donald Trump, pero la guerra comercial se produce en un momento delicado para la segunda economía mundial. El país creció entre julio y septiembre un 6,5% interanual, una tasa en mínimos que no se veían desde el primer trimestre del año 2009, cuando el país sufrió el impacto de la crisis financiera internacional. Entonces optó por lanzar un enorme plan de estímulo que le permitió sortear el bache, pero cuyas consecuencias en forma de deuda son ahora uno de los mayores dolores de cabeza de Pekín.

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