FUENTE: PÁGINA SIETE
“El fin de semana, sacaron 120 paletas y cada una tiene 4.500 bolas. Con ellas fácilmente se puede trabajar cuatro meses y llegó cemento embolsado en vagones y tráilers. A raíz de eso llegamos a La Paz para preguntar al sugerente de Recursos Humanos ¿qué sucede? Reconoció que eso estaba mal y que se van a cerrar las operaciones de Emisa”, declaró el dirigente de los trabajadores, Crispín Gómez.
El representante afirmó, según la agencia ABI, que la decisión de los ejecutivos de la Sociedad Boliviana de Cemento (Soboce), a la que pertenece Emisa, que ahora es administrada por empresarios peruanos, afectará a los trabajadores y sus familias que llegan a unas 500 personas. “Nos reunimos los trabajadores para hacer una vigilia permanente en nuestra fuente de trabajo. Ellos (los ejecutivos) trabajan de noche y son profesionales en asalto; así se llevaron los envases”, denunció.
Juan Pablo Bonifaz, ejecutivo de Emisa, informó que la firma inició la “transformación” de su operación en Oruro para dar prioridad a la distribución y dejar de producir en los molinos que datan de 1946. “Una tecnología muy antigua para atender los requerimientos de un mercado cada vez más competitivo y exigente” dijo el fin de semana.
La empresa planteó tres salidas a los trabajadores: uno -que se busca sea al que se acoja la mayoría- de reubicación en otras plantas del grupo empresarial, el segundo es la jubilación voluntaria con beneficios adicionales a los de ley y, finalmente, un plan de salida acordada, también con varias prestaciones para quienes no vean oportunidades en los otros dos programas. Según el ejecutivo, Emisa debe encarar esta transformación, ya que sus molinos tienen 70 años y no son eficientes para competir en el mercado orureño.
“El fin de semana, sacaron 120 paletas y cada una tiene 4.500 bolas. Con ellas fácilmente se puede trabajar cuatro meses y llegó cemento embolsado en vagones y tráilers. A raíz de eso llegamos a La Paz para preguntar al sugerente de Recursos Humanos ¿qué sucede? Reconoció que eso estaba mal y que se van a cerrar las operaciones de Emisa”, declaró el dirigente de los trabajadores, Crispín Gómez.
El representante afirmó, según la agencia ABI, que la decisión de los ejecutivos de la Sociedad Boliviana de Cemento (Soboce), a la que pertenece Emisa, que ahora es administrada por empresarios peruanos, afectará a los trabajadores y sus familias que llegan a unas 500 personas. “Nos reunimos los trabajadores para hacer una vigilia permanente en nuestra fuente de trabajo. Ellos (los ejecutivos) trabajan de noche y son profesionales en asalto; así se llevaron los envases”, denunció.
Juan Pablo Bonifaz, ejecutivo de Emisa, informó que la firma inició la “transformación” de su operación en Oruro para dar prioridad a la distribución y dejar de producir en los molinos que datan de 1946. “Una tecnología muy antigua para atender los requerimientos de un mercado cada vez más competitivo y exigente” dijo el fin de semana.
La empresa planteó tres salidas a los trabajadores: uno -que se busca sea al que se acoja la mayoría- de reubicación en otras plantas del grupo empresarial, el segundo es la jubilación voluntaria con beneficios adicionales a los de ley y, finalmente, un plan de salida acordada, también con varias prestaciones para quienes no vean oportunidades en los otros dos programas. Según el ejecutivo, Emisa debe encarar esta transformación, ya que sus molinos tienen 70 años y no son eficientes para competir en el mercado orureño.