Desde el 25 de abril, la economía argentina atraviesa una crisis cambiaria, con una depreciación del peso de al menos 15% en lo que va de este mes. La situación llevó al gobierno de Mauricio Macri a pedir auxilio al Fondo Monetario Internacional (FMI), que todavía no definió la “ayuda” que prestará.
FUENTE: PÁGINA SIETE

La crisis comenzó cuando los inversionistas de corto plazo comenzaron a liquidar sus Letras del Banco Central (Lebacs) y escaparon hacia el dólar, en el marco de una crisis de confianza, luego de que el Gobierno tuvo que suspender sus emisiones de deuda a escala internacional.

En ese contexto, el ministro de Economía boliviano, Mario Guillén, anunció que como protección, no se descarta aplicar medidas pararancelarias o monetarias, para que la crisis argentina no tenga incidencia en el país. “Hay que ir analizando, hay que ver qué alternativas, siempre hay que mirar, porque pueden ser medidas parancelarias o medidas monetarias. Nosotros estamos analizando”, manifestó la autoridad, sin precisar los ajustes que se harán para reducir el impacto de la crisis vecina.

La devaluación del peso argentino paralizó la actividad comercial en Yacuiba, Bermejo y Villazón, ciudades bolivianas limítrofes con el país vecino, donde los habitantes empezaron a sufrir la escasa visita de argentinos por comercio o turismo. Asimismo, los sectores agremiados de empresarios e industriales expresaron su preocupación por el aumento del ingreso de productos de contrabando de Argentina, en detrimento de la producción nacional.