Ecopetrol acelerará sus actividades de exploración y perforación en lo que resta del año para compensar el impacto de las protestas sociales en algunos campos, que provocaron una disminución en la producción en el primer trimestre.
Fuente: Portafolio
   
Así lo anunció este viernes la compañía, horas después de que se conocieran los resultados financieros del primer trimestre en los que se evidenció que su utilidad neta se triplicó entre enero y marzo a 2,61 billones de pesos. Sin embargo, su producción disminuyó 1,54 por ciento a 701.000 barriles diarios de petróleo equivalentes (bpde).
 
La disminución de la producción fue atribuida a bloqueos, protestas sociales y ataques de la guerrilla contra la infraestructura de oleoductos que ocasionaron el cierre temporal de tres de sus campos.
 
Ecopetrol dijo que anticipará para este año el proyecto de desarrollo del campo Apiay, previsto inicialmente para el 2019, acelerará un plan de inyección de agua en el campo Chichimene e incrementará la actividad en el campo Castilla.
 
Adicionalmente, informó que reactivó las campañas de perforación en siete campos y duplicó el número de taladros frente al 2017.
 
“Para el segundo semestre está planeada la operación simultánea de 27 taladros en operación directa, mientras que en operación asociada serán 25 taladros”, dijo Rafael Guzmán, vicepresidente técnico de Ecopetrol, durante una conferencia telefónica con inversionistas.
 
“Toda esta actividad, tanto en la operación directa como en la asociada, nos permitirá asegurar la meta de producción del año, de entre 715.000 y 725.000 barriles de petróleo equivalentes por día”, explicó.
 
Entre tanto, la vicepresidenta corporativa, de estrategia y finanzas, María Fernanda Suárez, reveló que los problemas de inseguridad por las protestas y ataques obligaron a desplazar cerca de 150.000 millones de pesos previstos a invertir en el primer trimestre hacia el segundo periodo del año.
 
Las protestas sociales, que han incluido sabotaje y vandalismo, sumadas a la inseguridad jurídica, son los principales escollos que afronta la cuarta economía de América Latina para desarrollar su actividad minera y petrolera, en momentos en que lucha por elevar sus reservas probadas de crudo, actualmente equivalentes a 5,7 años de consumo.