Cuando el general Manuel Quevedo asumió el cargo de director de la industria petrolera venezolana en noviembre pasado, el exministro de Vivienda y Hábitat y jefe de la Guardia Nacional prometió aumentar la producción de petróleo en un millón de barriles por día (bpd) mediante una “reestructuración completa” que eliminaría la corrupción.
FUENTE: LA PRENSA

Seis meses después, los gerentes de la petrolera estatal Pdvsa están renunciando en masa, el robo ha aumentado y los trabajadores piden a gritos en las cafeterías de la compañía que Quevedo se retire del cargo. Aliados como Rusia y China están de acuerdo. Mientras tanto, los socios occidentales como Total y Chevron están preocupados, y la producción de petróleo ha caído un asombroso 23 por ciento, o 450 mil bpd. Además, parece que continuará el declive en las perspectivas de las reservas de petróleo más grandes del mundo.

La producción petrolera venezolana podría caer otros 500 mil bpd este año, según analistas, impulsando aún más los precios mundiales del petróleo. Eso es especialmente cierto si Estados Unidos impone sanciones a Caracas después de las elecciones presidenciales del 20 de mayo, y si los socios de empresas conjuntas extranjeras siguen teniendo problemas o se retiran. “Faltan máquinas, faltan herramientas, falta de todo”, dijo Patrick Pouyanne, director ejecutivo de la energética francesa Total, que tiene operaciones en Venezuela, a analistas en una llamada la semana pasada.

Otros ejecutivos están de acuerdo. Schlumberger, la compañía de servicios petroleros más grande del mundo, ha dicho que la producción petrolera venezolana está en “caída libre”. Quevedo, quien al igual que la mayoría de los miembros de la junta directiva de Pdvsa es un militar fiel al presidente Nicolás Maduro, pero sin experiencia relevante en la industria,recientemente asumió amplios poderes en un decreto especial que le permite reestructurar todos los contratos, casi a voluntad. Vimos un resultado de esta situación la semana pasada cuando dos ejecutivos de Chevron fueron arrestados por cargos de traición después de que, según los informes, se negaron a firmar contratos de suministro inflados.

Chevron produce 50 mil barriles netos por día en Venezuela; tomando en cuenta su socio mayoritario en una empresa conjunta Pdvsa, la producción bruta podría llegar a ser de 150 mil bpd. “Atacar a Chevron y morder la mano que te alimenta parece ir en contra de la estabilización de la producción petrolera”, dijo Luisa Palacios de Medley Global Advisors, una consultora propiedad del FT.

La producción de petróleo venezolana caerá a 1,1 millones bdp para fines de año, en comparación a 1,5 millones actualmente, según Medley. JPMorgan estima que la producción caerá a 1,2 millones bdp en diciembre comparado con 1,5 millones actualmente, aunque el riesgo de caer por debajo de un millón de bpd “es muy alto”. Además de la hiperinflación y un impago de bonos de 70 mil millones de dólares que ha desconectado al país de nuevas finanzas, la caída en la producción de petróleo a mínimos de 30 años ha reducido los ingresos del Gobierno, haciendo que sea cada vez más difícil para el régimen de Maduro importar necesidades básicas y obtener el mecenazgo que necesita para mantener el apoyo militar y político.

Caracas también ha alienado a aliados clave como Beijing. Los bancos estatales chinos, que extendieron más de 60 mil millones de dólares en préstamos respaldados por petróleo entre 2007 y 2016, el año pasado no hicieron nuevos préstamos.

La semana pasada expiró un período de gracia de dos años sobre una deuda restante de 19 mil millones de dólares con China, informó Reuters, lo cual significa que los ingresos de exportación venezolanos caerán aún más. Venezuela también debe miles de millones de dólares a Rusia y miles de millones más a Rosneft, controlada por el Kremlin, y esta última deuda está garantizada por una participación de 49 por ciento en Citgo, la filial refinadora estadounidense de Pdvsa. Sin embargo, la semana pasada, la Cámara de Comercio Internacional otorgó a ConocoPhillips 2 mil millones de dólares por una nacionalización forzada en 2007 y ahora demanda a Pdvsa por el pago y busca anular la garantía de participación de Citgo.

Los representantes chinos y rusos están presionando a Maduro para que reemplace a Quevedo e implemente medidas para aplacar la violencia y el saqueo que afectan a sus trabajadores locales en los campos petrolíferos y las ciudades venezolanas, según Argus, el servicio de consultoría de energía. Una prueba clave llegará el 20 de mayo en las elecciones presidenciales. Estados Unidos, la Unión Europea y 15 de los principales países latinoamericanos ya dijeron que no reconocerán el resultado, dado que todos menos uno de los principales candidatos de oposición han sido excluidos. Se espera que la muy probable victoria de Maduro provoque nuevas sanciones encabezadas por Estados Unidos.

Como preludio, Estados Unidos y otros 15 países, incluyendo a Japón, acordaron el mes pasado reforzar la vigilancia de los funcionarios presuntamente involucrados en el crimen organizado de alimentos. Según Estados Unidos, los funcionarios corruptos utilizan compañías ficticias internacionales para robar hasta 70 por ciento de los fondos que Maduro usa en los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP). Pero podría haber una crisis mucho mayor si Estados Unidos añade aún más sanciones para prohibir la compra de petróleo venezolano, que actualmente alcanza casi 500 mil bpd.

“Un embargo de petróleo de Estados Unidos presentaría riesgos reales relacionados con cuestiones humanitarias y tendría el potencial para trastocar la seguridad regional”, escribió IPD Latin America, una consultora, en un informe reciente. No se sabe si un embargo de petróleo conducirá a un cambio de régimen en Caracas. Es posible que sólo provoque el cambio de roles superiores dentro de las elites gobernantes.

Lo que parece cierto es que la producción petrolera venezolana seguirá cayendo.