Lunes, 06 Febrero 2017

Nuevos riesgos, nuevos desafíos

A medida que las nuevas tecnologías dan abordaje a los problemas mundiales, también pueden originar situaciones que comprometan la seguridad.

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NFPA Journal Latinoamericano

CASEY GRANT

Cada día, mientras los ingenieros e investigadores dan tratamiento a los desafíos que se presentan en la protección contra incendios, nuestro mundo crea, a menudo de forma inconsciente, nuevos desafíos como resultado de los métodos tecnológicos y alternativos que desarrollamos para mejorar la calidad de vida. Es necesario dar tratamiento a estos riesgos antes, no después, de que ocurra un desastre.

En abril, la Fundación de Investigación de Protección contra Incendios, presentó el “Simposio sobre Protección contra Incendios para un Mundo que se Transforma”, evento de un día de duración llevado a cabo en Múnich, Alemania, el evento se enfocó en cuestiones emergentes y en los desafíos de protección contra incendios que las acompañan, lo que nos permitió revisar en detalle las cuestiones en las que carecemos aún de las lecciones que nos enseña el correr de la historia.

El programa incluía una diversidad de disertantes y dio cobertura a aplicaciones emergentes y a los conceptos, métodos, desafíos y riesgos que pudieran crear. Los temas tratados giraron en torno al impacto económico y medioambiental de los incendios, diseño de edificios inteligente para el siglo 21, mega estructuras, edificios en altura construidos en madera, depósitos de alto riesgo, aplicaciones de macro datos para la protección contra incendios y mucho más. Los procedimientos están disponibles en nfpa.org/munich.

Si bien muchas nuevas ideas cuentan con un enorme potencial de ganancia para la sociedad — y dan abordaje a los desafíos de protección contra incendios que las acompañan—el campo de la generación de energía eléctrica podría ser el ejemplo más claro del tema que trata esta nota.

El mundo está hambriento de energía eléctrica para sus  bienes de consumo y otras necesidades, y deseamos que esto produzca el mínimo impacto ambiental adverso posible. Para dar tratamiento a esta demanda, una cantidad de nuevas soluciones de almacenamiento y generación de energía eléctrica han proliferado en los años recientes, entre ellas turbinas eólicas, sistemas fotovoltaicos, y sistemas de almacenamiento de energía.

 Pero los socorristas de emergencia y los profesionales de la protección contra incendios están ahora haciendo importantes preguntas sobre el diseño seguro, la instalación, reglamentación, mantenimiento y operación a largo plazo de estas tecnologías. Ya sea un defecto interno que da por resultado una fuga térmica, un incendio de ex-posición externo, actos de incendio premeditado o terrorismo, impacto mecánico o sobrecargas eléctricas, necesitamos saber de qué manera operar  bajo presión con equipos comprometidos o dañados.

Este esfuerzo tiene múltiples juga-dores, entre ellos los proveedores de tecnología—no es suficiente que ellos nos presenten sus innovaciones y que luego se retiren. Maximizar la seguridad requiere no sólo un diseño sólido, sino además el análisis de la instalación y el comisionamiento, una supervisión reglamentada y equilibra-da, un mantenimiento comprometido del usuario final y saber qué hacer para disponer de ellos cuando ha caducado su vida útil, todo esto avalado por una investigación confiable.

La Fundación desempeña un papel claro en esta cadena, ejemplificado por nuestros múltiples esfuerzos de investigación que dan tratamiento a temas tales como las  baterías de ión de litio.

Equilibrar los recursos necesarios para mitigar el riesgo no siempre es fácil. No contamos con infinitos recursos para crear un mundo con perfectas condiciones de seguridad, de modo que también debemos determinar el riesgo que la sociedad está dispuesta a tolerar, tal como la severidad de un evento y la probabilidad de su ocurrencia.

Décadas atrás, siendo yo un joven ingeniero de protección contra incendios que trabajaba en plantas de energía nuclear, visité la Zimmer Power Station en Ohio, que había sido recientemente puesta en funcionamiento. A pesar de que ya se había completado el 97 por ciento de la construcción, los organismos reguladores decidieron no otorgarle la licencia para generar energía dado que no podían asegurar un control de calidad aceptable del proceso de construcción. Los propietarios de la instalación, finalmente convirtieron a la central Zimmer en una planta generadora a base de carbón. El impacto del cambio tardío del juego puede ser monumental, pero en ocasiones es necesario dependiendo del riesgo.

A medida que evoluciona la tecnología, la sociedad debe continuar estando atenta a los posibles riesgos, lo suficientemente sabia como para comprender las implicancias de una falla, y lo suficientemente valiente como para ser representante proactiva en el nombre de la seguridad.

 

CASEY GRANT es director ejecutivo de la Fundación de Investigación de Protección contra Incendios.

 

Publicado en NFPA Journal Latinoamericano, edición Septiembre 2016.