El secretario ejecutivo de la Asociación Regional de Empresas del Sector Petróleo, Gas y Biocombustibles en Latinoamérica y El Caribe (ARPEL), Jorge Ciacciarelli, enfatiza que los asociados a esta entidad deben tomar en cuenta hoy más que nunca la cooperación entre empresas y el gobierno para lograr la integración.
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¿Cuáles son los principales retos de la industria en la región? Hubo una reducción importante de costos y una mayor eficiencia operacional para poder sobrevivir y seguir produciendo, de hecho, las cifras de producción del año 2015 frente a las de 2014, si se las compara, son buenas porque aumentó la producción de crudo, de gas y se mantuvieron las exportaciones. El gran tema es la sostenibilidad de esa situación en el mediano y largo plazo, para reimpulsar lo que fueron las inversiones de impacto grande en la industria, como son los proyectos de exploración en frontera y los proyectos de perforación a gran profundidad.

Entonces, hay que utilizar esa eficiencia que se ha conseguido para trabajar en un contexto que a lo mejor todavía se mantendrá por un tiempo más prolongado de lo que pensábamos, pero si se es sostenible con los costos que se tiene en el mediano y largo plazo, y en ese periodo, si los precios no son tan altos, igual se tendrá un retorno. ¿En ese sentido cuáles son los potenciales de la región, tomando en cuenta la coyuntura que se vive en el sector? Bolivia es un gran potencial para invertir, para atraer nuevos jugadores, y es algo que ya se está haciendo porque están llegando empresas como Gazprom, compañías chinas o de Norteamérica, hay un gran potencial en este país. También hay un gran potencial en México con la reforma que ha implementado.

En Brasil lo mismo, después de los cambios surgidos debido a la crisis, se han abierto más al inversor extranjero. En Argentina el potencial pasa por lo no convencional así como el off shore. Venezuela tiene un importante potencial con sus reservas, sólo hay que ver en qué tiempo se calma la tensión política. En la región en general hay mucho potencial. Hay que crear un clima de optimismo y de confianza para que las inversiones lleguen y se queden, y no sean aves de paso. Hay que crear condiciones de confianza, hacer obras de infraestructura urbana, que es lo que nos está faltando, como aeropuertos, puertos, carreteras, puentes. Si en general la región no tiene déficit energético y se autobastece, ¿cuál es el siguiente paso? ¿Buscar otros mercados que estén más allá de la región y las fronteras? Hay una debilidad estructural en Latinoamérica que son los acuerdos trilaterales, cuando hay tres países y uno tiene que hacer de tránsito de la energía, faltan las regulaciones que no son lo suficientemente flexibles y ágiles para que eso se produzca. Entonces, en el caso de que Bolivia le quisiera vender gas al Uruguay -y si no va por vía terrestre o marítima-, tiene que ir vía Argentina, por tanto tiene que ser tránsito y ahí es donde ARPEL está trabajando para lograr flexibilizar las regulaciones para promover acuerdos trilaterales. Ahora, lo de invertir no sólo en países vecinos sino en otros, es una excelente oportunidad, porque así una empresa empieza a diversificarse y está empezando a internacionalizarse y se hace sostenible; y si hubiera la oportunidad, hay que hacerlo.

¿Aún están lejanas entonces las relaciones comerciales con otros países que no sean vecinos? No, no está lejano, porque una ventaja en el sur de la región es que existe mucha infraestructura de conexión que no se está usando, hay que aprovechar lo que está y completar lo que falta para facilitar ese relacionamiento que nosotros desde ARPEL lo impulsamos, porque queremos que nuestras empresas socias amplíen sus horizontes de mercado. No queremos ponernos en el rol de gobierno, porque en ARPEL somos empresas y queremos que amplíen sus mercados. ¿Cuáles son las actividades de Arpel en este momento que vive el mercado? Nosotros hace 50 años venimos impulsando lo que es la cooperación entre empresas, las siglas originales de ARPEL eran Asistencia Recíproca Petrolera Estatal, y ese concepto está vigente aunque tengamos empresas privadas y de servicios.

Entonces, en una época de crisis, las empresas hoy más que nunca deben hacer uso de esa cooperación porque las empresas se necesitan mutuamente, intercambian mejores prácticas y experiencias y no hay ningún costo. Otra cosa que hacemos es ser interlocutores de la industria con los gobiernos, buscando regulaciones habilitadoras de inversiones, una de ellas son las restricciones aduaneras para el tránsito de energía. Una vez se liberen esas trabas, los países pueden integrarse entre tres y no sólo dos.