Los expertos ven todo un dilema afianzar el desarrollo de obras de magnitud en época de vacas flacas. Más aún cuando los ingresos por la venta de commodities han caído.
Fuente: EL DÍA

Expertos y economistas coinciden que ante la caída abrupta de los ingresos por exportación de materias primas, Bolivia debe preocuparse de realizar ajustes al presupuesto y la inversión pública para evitar que el déficit fiscal (diferencia negativa entre los ingresos y los egresos públicos en un cierto plazo determinado) se dispare este año y haga incontrolable una economía actualmente con relativa estabilidad.

"Todo gasto financiado con endeudamiento interno y/o externo incide directamente al crecimiento del déficit fiscal y en el mediano y largo plazo a la elevación de la tasa de inflación con sus efectos negativos en la economía", señala el economista Germán Molina. Para tomar en cuenta. La preocupación estriba que por segundo año consecutivo el 2015, Bolivia registró un déficit fiscal de 6,6% con un incremento del 80% con relación al 3,4% del 2014. Esta situación adversa, que para el Gobierno "aún es saludable para el modelo de Desarrollo Productivo y Social", sucede luego de un largo periodo (2006-2013) de superávit fiscal, cuyo promedio llegó a 1,2%, situándose como el segundo país en positivo de la región

. En cambio, según el Presupuesto General del Estado (PGE) 2016 se prevé un déficit fiscal de 4,5% para esta gestión, lo cual podría ser aún mayor por la caída incluso de los precios del petróleo.

En su análisis de coyuntura, la Fundación Milenio advierte que sostener un modelo de crecimiento basado en la expansión del gasto fiscal y la inversión pública financiada con endeudamiento creciente y muy por encima de la capacidad efectiva de pago, es riesgoso. "El riesgo de profundizar el déficit fiscal y desencadenar un proceso inflacionario, se hace cada vez más evidente la necesidad de reorientar la política económica", alerta.

Por su parte, el analista económico, Armando Méndez, menciona que el problema que debe encarar Bolivia es lo mismo que en este momento enfrentan los países latinoamericanos, dado que en los años de bonanza el gasto público se ha extendido demasiado.

En ese contexto, señala que la única bondad que por ahora posee Bolivia, con relación a otros países, es su bajo coeficiente de deuda externa.

La misma alcanza solo al 18,5% del Producto Interno Bruto (PIB), lo que posibilita acudir al endeudamiento externo para llevar adelante, por lo menos este año lo proyectado de la inversión pública superior a los $us 6.395 millones. "Desde luego, que haya margen para endeudarse es una condición necesaria, pero no es suficiente. También es indispensable que exista capacidad de pago. Y tres años consecutivos de déficit fiscal y en crecimiento (del 5,01% proyectado para este año) demostrarían que tal capacidad es inexistente", argumenta Milenio.

Deuda igual a déficit. En ese ámbito, Méndez recuerda que "el déficit fiscal, si crece implica endeudamiento y que se suma año tras año, lo cual es peligroso.

"Esto sucede cuando el Gobierno gasta mas allá de los impuestos que capta. Bolivia; sin embargo, debe aprender del pasado. Si hay endeudamiento, debe estar dirigida a la inversión pública pero también orientada al sector productivo. Eso nunca se hizo antes", señaló. Además, el experto recuerda que esa bondad de ser un país con bajo coeficiente de deuda externa con relación al PIB, no necesariamente es inherente a la actual gestión de gobierno, que en época de bonanza no se limitó en incrementar el gasto público; al contrario, fue fruto de la condonación de la deuda externa que se suscitó el 2007, bajando la cifra a solo $us 2.268 millones. A partir del 2008 este se incrementó nuevamente hasta ubicarse alrededor de $us 7.727 millones el 2015. "Entonces, endeudarse más no es una salvedad para evitar un mayor déficit; al contrario, significa que el déficit fiscal aumentará más y contribuirá a la elevación de la tasa de inflación de mediano y largo plazo", remarca Molina.

Un dilema difícil de lidiar. Según el análisis de Milenio, la principal causa del crecimiento del déficit es que los ingresos asociados a las exportaciones de gas fueron presupuestados a un precio promedio de referencia del barril de petróleo de 80 dólares, pero ya se sabe que ese precio se ha desplomado, incluso por debajo de los 30 dólares. Esta situación, según el economista y jefe del Banco Mundial (BM) para América Latina y el Caribe, Augusto De la Torre, forma parte de los dilemas que se plantean como desafíos de los países, sobre todo sudamericanos, considerados los directamente dependientes del comportamiento de los precios de las commodities (materias primas).

"En el ámbito fiscal, que es lo que los países quisieran hacer: mantener el ritmo de gasto fiscal alto para poder sustentar la inversión pública, el gasto social, pero se les cayeron los ingresos asociados de las commodities, entonces se ven forzados a reducir el déficit fiscal. Ahí está el dilema", expuso De la Torre la semana pasada en su evaluación reciente del BM a la coyuntura macroeconómica de la región. Además, De la Torre recalcó que la diferencia entre los países de hoy dependen de qué hicieron en los buenos tiempos. "O sea, el pasado importa, nos persigue, no nos deja, en el sentido de que el modo cómo afrontamos en los buenos tiempos influye en el grado de restricciones que enfrentamos en los malos tiempos.

Esto es particularmente importante en Sudamérica", remarca. Bolivia y sus alternativas. Al análisis de Molina, Méndez y De la Torre, los expertos de la Fundación Milenio, señalan que la situación es más complicada para los países que han desaprovechado los años de bonanza para diversificar su sector productivo y son altamente dependientes de las materias primas, que es el caso de Bolivia. Con el agravante de que la capacidad de pago futura no solo dependerá del comportamiento del precio de las materias primas, sino también de la disponibilidad de reservas de gas natural, para que puedan ser explotadas y comercializadas.

Pese a esa situación, Molina señala que tiene varias opciones que en gran parte de ellos ya lo está haciendo como: aumentar los ingresos tributarios de diferentes formas; disminuir los gastos corrientes para destinar a la inversión pública; aumentar el endeudamiento público interno y externo, y una combinación de las tres anteriores opciones. Entonces se podría cumplir con la programación de la inversión. "Es recomendable ajustar el Presupuesto General del Estado (PGE) 2016, revisando los ingresos, gastos y financiamiento que registren cifras respaldadas en el actual contexto interno y externo económico, que permitirá identificar proyectos factibles y adjudicados mediante licitaciones transparentes", argumentó Molina.

Pese a esta alerta, el Gobierno continúa solicitando crédito externo para financiar el programa de inversión pública y además utilizar crédito interno del BCB para las empresas públicas, las mismas superaron Bs 33.744 millones. Según los expertos, la apuesta gubernamental apunta a que lograrán sustituir la caída de ingresos de la exportación del gas y minerales con la exportación de energía eléctrica y otros productos de las empresas públicas.

Apuntes Aconsejan ajustar y abrir las exportaciones De la torre:

El experto señala que los países sudamericanos, en este caso Bolivia, están en el dilema entre ajustar las economías en cuanto al gasto para adecuarlo a la caída de los ingresos de las exportaciones y por otro quisieran estimular las economías para que en el corto plazo la contracción no sean tan grande. Molina. El economista y docente de la Universidad Católica de La Paz, cita que aún es tiempo de realizar los ajustes de la economía y cuanto más se demore los costos económicos, sociales y políticos aumentarán. La regla de oro en política fiscal es gastar financiando las obras y proyectos con ingreso genuino generados en la misma gestión. Lo contrario sería un futuro adverso.

Punto de vista

Hay una reversión de los términos de intercambio' “La administración de gobierno debe ser realista y sincerarse, por ejemplo, el PGN 2016 se presupuestó a un precio del barril de petróleo por encima de los pronósticos. De la misma forma, los agentes deben adaptarse y tomar sus previsiones durante un ciclo económico menos favorable. Estamos atravesando por una crisis de ingresos y reversión de los términos de intercambio que al parecer se mantendrían durante los próximos 5 años.

En ese sentido se debe priorizar una agenda económica y productiva ampliamente coordinadas entre los sectores públicos y privados. Mantener un déficit fiscal por encima del 4% del PIB durante un periodo de tiempo prolongado repercutirá en la estabilidad macroeconómica del país. Ahora, mantener una alta inversión pública como ha previsto, apuesta al endeudamiento, pero totalmente.

El análisis de la sostenibilidad de la deuda externa pública, sugiere prudencia y disciplina en el gasto para prevenir futuras crisis, al momento se encuentra dentro de los parámetros internacionales de solvencia y liquidez aceptables. No obstante, preocupa su rápido crecimiento, la contratación de deuda no concesional bilateral como ser créditos chinos, y deuda bajo condiciones menos favorables. A todo esto hay que producir más y mejor, apostar por las exportaciones no tradicionales, firmar nuevos acuerdos comerciales, y avanzar en la adopción de biotecnología y genética en nuestra producción pecuaria y agrícola.

Respecto a la inversión pública esta debe concentrarse en cerrar brechas de infraestructura y promover el desarrollo de la logística y sistemas logísticos”. José Alberti presidente del colegio de economistas de santa cruz Hay una reversión de los términos de intercambio' “La administración de gobierno debe ser realista y sincerarse, por ejemplo, el PGN 2016 se presupuestó a un precio del barril de petróleo por encima de los pronósticos. De la misma forma, los agentes deben adaptarse y tomar sus previsiones durante un ciclo económico menos favorable.

Estamos atravesando por una crisis de ingresos y reversión de los términos de intercambio que al parecer se mantendrían durante los próximos 5 años. En ese sentido se debe priorizar una agenda económica y productiva ampliamente coordinadas entre los sectores públicos y privados. Mantener un déficit fiscal por encima del 4% del PIB durante un periodo de tiempo prolongado repercutirá en la estabilidad macroeconómica del país. Ahora, mantener una alta inversión pública como ha previsto, apuesta al endeudamiento, pero totalmente.

El análisis de la sostenibilidad de la deuda externa pública, sugiere prudencia y disciplina en el gasto para prevenir futuras crisis, al momento se encuentra dentro de los parámetros internacionales de solvencia y liquidez aceptables. No obstante, preocupa su rápido crecimiento, la contratación de deuda no concesional bilateral como ser créditos chinos, y deuda bajo condiciones menos favorables. A todo esto hay que producir más y mejor, apostar por las exportaciones no tradicionales, firmar nuevos acuerdos comerciales, y avanzar en la adopción de biotecnología y genética en nuestra producción pecuaria y agrícola. Respecto a la inversión pública esta debe concentrarse en cerrar brechas de infraestructura y promover el desarrollo de la logística y sistemas logísticos”.

Entrevista: Roberto Laserna Cargo: Economista

Amerita cautela y adaptación a los desafíos' EI experto economista, Roberto Laserna, miembro de la Fundación Milenio, ve muy preocupante que el Gobierno sostenga una postura de mantener la inversión pública con endeudamiento, lo que puede generar un mayor déficit fiscal y a la larga hacer insostenible la economía del país.

En contacto con El Día, describió su inquietudes al respecto.

P. ¿Bolivia ya está en ese dilema de aflojar o ajustar?

R.L: En cierta medida sí, sobre todo en el ámbito fiscal, ya que han caído fuertemente los ingresos y quiere apostar a estimular la economía con mayores gastos e inversión pública.

Hasta ahora ha dado señales de que en ese dilema optará por cubrir el déficit con mayor endeudamiento público. Esto no resuelve el dilema, pero lo esconde en el largo plazo y puede generar nuevos problemas en el futuro.

P. ¿De qué básicamente debe preocuparse el Gobierno?

R.L: El Gobierno debería preocuparse de la caída de la inversión, especialmente de aquella que puede expandir la capacidad productiva en el país aportando con nuevas instalaciones o con nuevas tecnologías. En todo este tiempo parece haber observado solamente las variables agregadas, en las que pueden figurar como inversión, construcciones que no son directamente productivas, o importaciones de bienes intermedios y finales, que son activos de corto plazo y destinados al consumo.

P. ¿Es peligroso persistir en el endeudamiento?

R.L: Si las inversiones que se realicen con crédito externo fueran rentables y productivas, no habría problema. Pero si ellas fracasan, como ocurrió con Karachipampa hace años o con Lliquimuni hace poco, entonces terminaremos con una carga financiera adicional que agravará los problemas.

P. ¿Qué hacer y cómo encarar?

R.L: Lo aconsejable es la cautela, es decir, tratar de reducir los riesgos. Si estuviera en mis manos, reduciría la inversión pública, especialmente la de alto riesgo, y trataría de que ese rol lo cumplan los privados, no para transferirles el riesgo, sino para aprovechar su mayor experiencia para administrarlo.