El sector de la energía está en un torbellino donde se juegan miles de millones de dólares. Es dinero de inversiones que están por desembarcar. Pero también, y sobre todo, recursos que pasan de una mano a otra. Del bolsillo del consumidor (del suyo), al de una petrolera. Del Estado a los privados. De un sector industrial a otro. Y todo con montos que producen escalofríos.
Fuente: Clarin
    
El Estudio Bein calculó que familias y empresas pagarán US$ 3.500 millones adicionales por la última suba de gas. De ese total, señalan, “sólo una tercera parte iría a reducir las erogaciones del fisco, mientras que el resto lo haría a las empresas del sector”. En otras palabras, los clientes le transfieren a las petroleras más de US$ 2.000 millones anuales. “Alguien, en el momento del disparo, le tocó la mano al llanero solitario”, ironiza Bein en su último informe.
 
En estos días circula en la Casa Rosada un cuadro sobre el precio de la nafta. En dólares, dice, cuesta 54 centavos. A eso hay que sumarle US$ 0.41 de impuestos. Así, el litro cuesta US$ 95 centavos, casi lo mismo que los 93 centavos de Brasil y por debajo del US$ 1 de Chile. Pero el último mes trae un dato para mirar: por cada litro vendido, las petroleras embolsan 3 centavos adicionales. Pero el fisco no se quedó atrás, por cada uno de esos litros vendidos, recauda otros dos centavos de dólar.
 
En estos días se está haciendo una licitación con la que el Gobierno contratará nuevos generadores eléctricos térmicos (a combustible). Los sobres de oferta se abren el 9 de mayo. Son equipos de entre 10 y 50 mega. La inversión esperada es de entre 400 y 800 millones de dólares.
 
El último aumento del gas dejó el precio a entre 5 y 6 dólares por millón de BTU (una unidad que se usa para ese combustible). Es parte de la mejora que recibirán las petroleras. Pero afecta duro a la industria petroquímica. “Con ese valor, cuando en EE.UU. el gas cuesta 2 dólares, no podemos exportar a ningún país del mundo, sólo podemos venderle algunos plásticos a Brasil, y en cualquier momento empiezan a entrar urea o metanol importados”, le planteó en los últimos días la Cámara Química y Petroquímica al secretario de Hidrocarburos del ministerio de Energía, José Luis Sureda. Las petroquímicas dicen que “está bien que se recomponga el precio del gas, pero las petroleras también deberían mejorar su competitividad”.
 
En la Argentina, el precio del petróleo para el mercado interno es de 60 dólares. Pero si se tiene en cuenta el precio actual de la nafta, las petroleras que también refinan el crudo y lo venden como nafta (YPF, Axion, Oil, entre otras), están recibiendo un valor real del barril de US$ 48,50. En el exterior el barril cuesta unos 45 dólares. ¿Se podría importar? El flete y la logística cuestan 7 dólares por barril, así que el margen es estrecho.
 
La diferencia entre el precio del petróleo en el exterior y en el mercado interno es de US$ 10 dólares por barril. Aquí se paga más para sostener a la industria petrolera, según una decisión del anterior gobierno que este sostuvo. “Sumando la diferencia del precio del crudo y que aquí la refinación tiene un margen de ganancia más alto, se puede decir que hay una transferencia de los consumidores a las petroleras de entre 2.500 y 3.000 millones de dólares anuales”, estima el consultor Daniel Gerold. “Pero en los 15 años previos la situación fue la inversa -añade-, con un precio aquí más bajo que en el exterior, con lo que las petroleras ‘transfirieron’ a los consumidores unos US$ 70.000 millones, sin contar el gas, y esa es la descapitalización que hay en este sector”.
 
Parte del reconocimiento oficial de un mayor precio del petróleo en el mercado interno es por el intento de frenar despidos en el sector. “Es un tema complejo, hicimos un acuerdo precario para evitar un incendio social en la Patagonia”, dicen en el ministerio de Trabajo. Sin embargo, esta semana se supo que YPF está pensando despedir otros 2.000 a 2.500 trabajadores. La situación se repite en otras compañías del sector.
 
Otra cifra millonaria en danza. Entre la tercera y la cuarte semana de mayo se hará la licitación de energías renovables, contratos del Estado que permitirán la instalación de usinas eólicas o solares. Actualmente ese tipo de energía representa el 1,8% del total de la oferta nacional; la ley obliga que para el 1 de enero de 2018 se llegue al 8%. En esta primera vuelta se esperan inversiones por US$ 1.300 millones, que serían US$ 5.000 millones antes de fines del año próximo. Los italianos de ENEL (Edesur) sería los grandes jugadores. Mindlin también promete pisar fuerte.