La ola de bancarrotas entre las compañías de petróleo de esquisto o Shale, no ha resultado ser suficiente para reducir la producción de Estados Unidos e impulsar una recuperación en los precios del crudo.
TNS LATAM
 
Más de 50 productores norteamericanos de petróleo y gas natural se han declarado en bancarrota desde inicios del 2015, según Reuters; ésta es la mayor ola de quiebras norteamericanas desde la crisis del 2008.
 
La consultora Deloitte indica que este deterioro financiero en los productores shale apenas está empezando, Deloitte estima que un tercio de estas empresas enfrenta riesgos de caer en la quiebra durante este año.
 
Según dijo Rob Thummel, administrador de inversiones en Tortoise Capital Advisors, más del 10% de la producción petrolera estadounidense está bajo el control de compañías con problemas financieros.
 
Sin embargo, las bancarrotas no han tenido un efecto significativo sobre la producción de crudo, en parte debido a mejoras de productividad y a que algunas empresas pueden seguir bombeando petróleo aún mientras están en quiebra.
 
El Departamento de Energía de Estados Unidos estima que un pozo petrolero perforado a finales del 2015 produce lo doble que uno perforado a finales del 2013.
 
El deterioro financiero obliga a los productores de shale a ser más eficientes, reduciendo sus costos a un nivel de entre 17 y 23 dólares por barril extraído. En los niveles actuales de precios, rondando los 40 dólares por barril, los márgenes de ganancia operativa del shale se han visto reducidos pero no han desaparecido.
 
El problema entonces no está en una falta de productividad o costos excesivos, sino en el peso de las obligaciones financieras de estas empresas. Al cierre de septiembre del año pasado, los productores energéticos independientes en Norteamérica habían acumulado 237 mil millones de dólares en deuda.
 
El financiamiento del shale, la cual ha empujado la producción petrolera de Estados Unidos a su nivel más alto en más de 30 años, proviene en gran parte de bonos ‘basura’ de alto rendimiento, y los intereses pagados sobre éstos se han incrementado conforme los precios petroleros han caído casi 66% el 2014.
 
Es por esto que estas empresas no pueden frenar su producción a pesar de las menores ganancias, cuando se mantienen en pie, necesitan tener liquidez para pagar sus deudas, y cuando caen en bancarrota al seguir produciendo es la manera más fácil de seguirle ofreciendo valor a sus acreedores.
 
En consecuencia, el gobierno estadounidense prevé que la producción petrolera de su país caerá sólo 7% este año, por debajo de lo requerido para impulsar los precios. Esto aún después de que desde finales del 2014 se han eliminado más de 100 mil empleos, recortado miles de millones de dólares en inversiones capitales, y el 75% de los pozos petroleros están en pausa.