Es lo que proyecta la Agencia Internacional de la Energía y compañías como British Petroleum. Así, el shale gas en EE.UU. desatará todo su potencial.
TNS LATAM

El precio del petróleo está relacionado con la cotización de los granos, que también se utilizan para generar energía a través de los biocombustibles. El precio del petróleo cayó a U$S 26 por barril en la primera semana de febrero, lo que implica una reducción de 75% desde 2014. La causa fundamental de la caída del precio del crudo fue el shock de oferta provocado por la explosión de shale gas en Estados Unidos, que en 6 años aumentó la producción petrolera en 4,6 millones de barriles por día. Lo notable de la producción de shale en EE.UU. es su extraordinaria capacidad innovadora. La nueva industria ha reducido en forma drástica su estructura de costos de extracción, con un alza de la productividad de 30% anual en 7 años. La demanda energética mundial se duplicaría en las próximas 2 décadas, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), con un auge de 1,6% anual.

Esto sucede cuando la producción petrolífera global, incluyendo el shale norteamericano, ha comenzado a retroceder por la caída del precio. La previsión de AIE y de British Petroleum (BP) es que los precios en el mercado mundial comienzan a recuperarse a partir del segundo semestre de 2016, una tendencia que puede llevar en 10 años a los niveles previos a la crisis. Lo que torna lenta este proceso de recuperación es que el nivel de almacenamiento del crudo, debido a la caída de los precios, es el más alto de la historia. El crecimiento de la demanda mundial impulsado por los mercados asiáticos se ha acelerado en el último año, en que incrementó su ritmo más del doble que el promedio de la última década. Estas previsiones revelan que el intento de Arabia Saudita y de los países del Golfo de hundir al shale estadounidense, a través de la caída del precio del crudo, ha fracasado históricamente.

La producción de shale de Estados Unidos estaría en condiciones de desplegar todo su potencial en la medida en que los precios se recuperen en el mercado global, un proceso que estará acentuado por el ajuste excepcional de los costos realizado en los últimos 3 años. La compañía British Petroleum prevé que la producción de shale norteamericana se duplicaría en los próximos 15 años, y alcanzaría en 2030 a 8 millones diarios. En ese momento, abarcaría más de 40% de la oferta estadounidense. China es la principal importadora mundial de petróleo; y el año pasado compró en el exterior más de 6 millones de barriles por día. Lo fundamental en la República Popular es la profunda desaceleración económica, con un nivel previsto de crecimiento de 6,3% en 2016, frente a 11% de expansión promedio entre 2001 y 2010. China crece ahora a través del auge de los servicios y la correlativa contracción de la manufactura. El sector terciario representó 52% del alza del PBI en 2015, y 40,2% el secundario, acompañados de un aumento de la productividad por encima del PBI nominal.

El resultado ha sido una reducción creciente y significativa de la intensidad energética de la producción (energía utilizada por unidad de producto), lo que afecta ante todo al consumo de carbón, principal fuente energética de la República Popular (ya que representa más de 60% del total). Este proceso se complementa con un incremento más que proporcional de las energías no convencionales y renovables (como la eólica, la solar y los distintos tipos de biomasa), de las que es ya la primera productora del mundo. A partir de esta tendencia, China comienza a revertir su condición de país más polucionado del sistema (en la actualidad, 16 de las 20 ciudades más contaminadas son chinas), y lo hace a través de un nuevo mecanismo de acumulación.