Fuente: ABC
La Entidad Binacional Yacyretá (EBY) es blanco de nuevas denuncias por atentar contra la navegabilidad en el perilago, aguas arriba de Encarnación, en la zona de Ita Cua. “Por razones de imagen”, según el responsable ambiental, Ing. Arturo Candia, cortaron al ras del agua troncos de árboles que no fueron tumbados antes de elevar el embalse a cota 83. La peligrosidad para la navegación del río Paraná se acrecentó en los últimos días. Es que los troncos constituyen verdaderas trampas para los navegantes, porque cuando el río crece son muñones que desaparecen de la vista, hecho que aumenta su peligrosidad. Para peor, según el capitán de Navío Nicolás Mendieta, la Armada no fue notificada sobre esa tarea, “a todas luces peligrosa para la actividad náutica”, de acuerdo con sus observaciones.
Una cuadrilla de trabajadores, en precarias canoas, con motosierras y desmalezadoras, cortaban ayer los troncos en la zona de Ita Cua, a razón de G. 200.000 por día y “por motivos estéticos”, según lo argumentado por el ingeniero Candia, responsable de la tarea. Con esta acción se acentúa aún más la violación socio-ambiental en el sitio tras el proceso de llenado del embalse de la hidroeléctrica, a pesar de haberse destinado –en los papeles– recursos para la liberación de la biomasa del lago. Incluso aún persisten de pie árboles y arbustos en varios kilómetros del Paraná, potenciando así su peligrosidad para las embarcaciones, contaminando el río inclusive. Pese a que el funcionario de la EBY no quiso decir a cuánto asciende el monto presupuestado para la tarea, por la eliminación de biomasa del lago –que no se hizo– en su momento se pagó más de US$ 1 millón.
Años atrás, asociaciones y organizaciones ambientales de la región habían denunciado ante la Corte Suprema de Justicia de la Argentina y hasta alertaron al Banco Mundial sobre las innumerables irregularidades e incumplimientos en la aplicación del Plan de Manejo de Medio Ambiente (PMMA) y en el desarrollo del Plan de Terminación de Yacyretá (PTY). Según el informe sobre la situación de la represa, presentado en junio de 2004, “los sectores que se liberen serán convenientemente tratados en lo referente a cuestiones sanitarias, y demolidas las construcciones que quedarán bajo el agua o en la zona de seguridad. Previo al llenado se realizará la remoción de vegetación y limpiezas como asimismo el rescate arqueológico, de fauna y flora”.
La Entidad Binacional Yacyretá (EBY) es blanco de nuevas denuncias por atentar contra la navegabilidad en el perilago, aguas arriba de Encarnación, en la zona de Ita Cua. “Por razones de imagen”, según el responsable ambiental, Ing. Arturo Candia, cortaron al ras del agua troncos de árboles que no fueron tumbados antes de elevar el embalse a cota 83. La peligrosidad para la navegación del río Paraná se acrecentó en los últimos días. Es que los troncos constituyen verdaderas trampas para los navegantes, porque cuando el río crece son muñones que desaparecen de la vista, hecho que aumenta su peligrosidad. Para peor, según el capitán de Navío Nicolás Mendieta, la Armada no fue notificada sobre esa tarea, “a todas luces peligrosa para la actividad náutica”, de acuerdo con sus observaciones.
Una cuadrilla de trabajadores, en precarias canoas, con motosierras y desmalezadoras, cortaban ayer los troncos en la zona de Ita Cua, a razón de G. 200.000 por día y “por motivos estéticos”, según lo argumentado por el ingeniero Candia, responsable de la tarea. Con esta acción se acentúa aún más la violación socio-ambiental en el sitio tras el proceso de llenado del embalse de la hidroeléctrica, a pesar de haberse destinado –en los papeles– recursos para la liberación de la biomasa del lago. Incluso aún persisten de pie árboles y arbustos en varios kilómetros del Paraná, potenciando así su peligrosidad para las embarcaciones, contaminando el río inclusive. Pese a que el funcionario de la EBY no quiso decir a cuánto asciende el monto presupuestado para la tarea, por la eliminación de biomasa del lago –que no se hizo– en su momento se pagó más de US$ 1 millón.
Años atrás, asociaciones y organizaciones ambientales de la región habían denunciado ante la Corte Suprema de Justicia de la Argentina y hasta alertaron al Banco Mundial sobre las innumerables irregularidades e incumplimientos en la aplicación del Plan de Manejo de Medio Ambiente (PMMA) y en el desarrollo del Plan de Terminación de Yacyretá (PTY). Según el informe sobre la situación de la represa, presentado en junio de 2004, “los sectores que se liberen serán convenientemente tratados en lo referente a cuestiones sanitarias, y demolidas las construcciones que quedarán bajo el agua o en la zona de seguridad. Previo al llenado se realizará la remoción de vegetación y limpiezas como asimismo el rescate arqueológico, de fauna y flora”.