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En septiembre los 193 países miembros de las Naciones Unidas, incluido Bolivia, aprobaron por unanimidad una nueva agenda para el Desarrollo Sostenible que –al igual que los anteriores Objetivos de Desarrollo del Milenio– pretende poner fin a la pobreza, luchar contra la desigualdad y proteger el medio ambiente.
El Mundo.- El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 15 promueve para 2020 “la ordenación sostenible de todos los tipos de bosques, poner fin a la deforestación, recuperar los bosques degradados e incrementar la forestación y la reforestación a nivel mundial”. Atendiendo a dicho compromiso Bolivia debería acabar con la deforestación en cinco años.

Según datos de la Dirección General de Gestión y Desarrollo Forestal, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, cada año se deforestan 162.000 hectáreas de bosques. A principio de siglo el país tenía 60 millones de hectáreas boscosas que se han reducido a algo más de 51 millones. Entre 2001 y 2013 Bolivia perdió más de ocho millones de hectáreas de bosque.

El investigador ambiental Pablo Solón cree que “una propuesta coherente debería ser reducir cada año un 20% de territorio deforestado”, para cumplir la meta de Naciones Unidas en 2020. Pero teme que muchos países aceleren su deforestación hasta 2020 y entonces la frenen. Principal causa de calentamiento global Además Solón subraya que en Bolivia la deforestación es la principal causa de la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera, lo que contribuye al calentamiento global y genera efectos irreversibles que se evidencian en el cambio climático.

El 64% de las emisiones de gases de efecto invernadero que genera Bolivia se origina por la deforestación y el 12% por combustibles fósiles (gas, petróleo y carbón) que se queman en nuestro territorio. Cada boliviano emite una media de 14,5 toneladas de dióxido de carbono al año, en base a datos del World Resource Institute de 2011. Solón apunta a que por cada hectárea de superficie quemada se emiten entre 500 y 550 toneladas de dióxido de carbono. Antes de que finalice octubre, Bolivia debería pronunciarse sobre su compromiso a la reducción de la emisión de gases antes de acudir a la Cumbre del Clima de París en noviembre de este año, algo que todavía no ha hecho.

Deforestación y seguridad alimentaria Bajo el discurso de garantizar la soberanía alimentaria de la población, el Gobierno ha venido tomando acciones para ampliar la frontera agrícola. Sin embargo –cita Solón en base a datos oficiales– desde 2000 hasta 2013 se han deforestado más de ocho millones de hectáreas y el área cultivada es de 3,5 millones de hectáreas. “No es cierto que lo que se deforesta se vuelve producción agrícola para alimentar a los bolivianos. Más de la mitad acaba en tierra desertificada, inutilizada”, declaró el investigador que propuso que en lugar de seguir ampliando el área para cultivos se debería rescatar la tierra ya deforestada y ponerla al servicio de la producción para alimentación.