Brasil proyecta un superávit estructural de gas natural para 2035 con un crecimiento de la producción del 95%, según el PDE (4 min de lectura). La expansión de las reservas del presal, la menor dependencia de Bolivia y más de R$180 mil millones en inversiones potenciales reposicionan el gas natural en la planificación energética nacional. Se espera que Brasil consolide un superávit estructural de gas natural durante la próxima década,
impulsado por la expansión acelerada de la producción nacional y el avance de proyectos offshore asociados a las reservas del presal. Esta conclusión forma parte del Cuaderno de Gas Natural del Plan Decenal de Expansión Energética 2035 (PDE 2035), publicado este viernes (5 de diciembre) por el Ministerio de Minas y Energía (MME) y la Empresa de Investigación Energética (EPE).

Según el documento, la producción neta de gas natural debería crecer un 95% entre 2025 y 2035, pasando de 65 millones a 127 millones de m³/día. Esta medida reposiciona el combustible en la planificación energética brasileña, ampliando su potencial como motor de la industrialización y la seguridad energética. Sin embargo, EPE advierte: sin la expansión de la infraestructura de salida y transporte, una parte significativa de este gas podría quedar estancada en la costa sureste, sin poder llegar a las regiones de consumo.

El presal cobra protagonismo y redefine el mapa de suministro. El PDE refuerza que el presal seguirá siendo el principal impulsor de la expansión del suministro de gas natural en el país. Además del aumento natural de la producción asociado a las nuevas FPSO, el estudio destaca el creciente papel de los proyectos de procesamiento offshore, que reducen los cuellos de botella logísticos, disminuyen la reinyección y aceleran la disponibilidad de gas en el mercado.

Al presentar el estudio, el ministro de Minas y Energía, Alexandre Silveira, destacó la importancia de la expansión planificada para fortalecer la seguridad energética y apoyar la neoindustrialización. “Las proyecciones presentadas demuestran que Brasil cuenta con condiciones favorables para expandir su producción nacional, fortalecer su infraestructura de transporte y garantizar un suministro seguro y competitivo de gas natural. El gobierno del presidente Lula siempre ha defendido el gas natural como motor de la industrialización, y hemos avanzado en esta planificación con el programa 'Gas para el Empleo'”, afirmó.

El PDE refuerza que una mayor disponibilidad de gas nacional puede ayudar a reducir costos y aumentar la competitividad de sectores con uso intensivo de energía, como el químico, el cerámico, el vidrio y el acero. La dependencia boliviana disminuye y la integración de la red se convierte en una condición crítica. La evolución de la infraestructura ocupa un lugar central en el nuevo informe. El PDE indica que las importaciones de gas desde Bolivia, históricamente relevantes para el suministro brasileño, deberían disminuir de 13 millones de m³/día en 2025 a 5 millones de m³/día en 2035, lo que refleja tanto la expansión del suministro interno como las limitaciones de la producción boliviana.

Al mismo tiempo, Brasil mantiene ocho terminales de GNL en operación y planea instalar una nueva unidad en Suape (PE), lo que aumentará su flexibilidad para atender el mercado.

Sin embargo, las simulaciones termohidráulicas de EPE apuntan a cuellos de botella preocupantes: el gas producido en el sureste no puede, con la infraestructura actual, fluir completamente hacia el centro-oeste, sur e interior de São Paulo. Esta limitación amenaza tanto el aprovechamiento del excedente como la competitividad de las regiones consumidoras.

El PDE (Plan de Desarrollo Energético) es explícito en su diagnóstico: la expansión de los gasoductos troncales y los sistemas de flujo será crucial para equilibrar la oferta y la demanda durante la próxima década.

La demanda crece un 6,2% anual, con la industria a la cabeza del consumo. En cuanto a la demanda, el PDE proyecta un aumento anual promedio del 6,2% hasta 2035, impulsado principalmente por la industria, que representará el 65% de la demanda de energía no térmica. Este crecimiento está asociado a la modernización industrial, el regreso de los segmentos de alto consumo energético y la búsqueda de soluciones con menores costos operativos. El estudio detalla con más detalle el aumento proyectado para otros segmentos:

Comercial: +5,3 % anual Residencial: +4,1 % anual Transporte: +3,6 % anual Avances (refinación y fertilizantes): +5,36 % anual La demanda de energía térmica seguirá evaluándose de forma integrada con la planificación de la expansión eléctrica, manteniendo los criterios de despacho estructural, seguridad operativa y complementariedad con las renovables.

Superávit garantizado, pero dependiente de la expansión de la red. El balance energético del PDE indica un superávit en todos los años del período 2025-2035, incluso en escenarios de máxima demanda. Sin embargo, el documento recalca que el superávit solo se traducirá en competitividad si se avanza coordinadamente en infraestructura.

La cartera de proyectos indica un alto potencial de inversión:

Proyectos con inversión prevista a corto plazo (16 000 millones de reales): Gasoducto de Salida de Aguas Profundas de Sergipe (SEAP), Terminal de GNL de Suape. Proyectos indicativos en el PNIIGB: 34 000 millones de reales. Proyectos en análisis por parte de EPE, que dependen de las decisiones de los agentes: R$ 135 mil millones. En conjunto, estas inversiones podrían superar los R$ 180 mil millones en la próxima década, redes.Fortalecimiento de la red y ampliación de la capacidad de transporte, procesamiento y flexibilidad operativa.

El gas natural se consolida como un pilar de la transición y la neoindustrialización. La Agenda de Gas Natural del PDE 2035 refuerza el papel estratégico del combustible en la transición energética brasileña, tanto como solución de seguridad operativa como insumo industrial. La creciente integración entre el suministro interno, las políticas públicas, como el programa "Gas para el Empleo", y la agenda de infraestructura será crucial para transformar el potencial excedente en un desarrollo económico efectivo.

Para el gobierno, el gas natural tiende a ser un elemento clave en la construcción de una matriz energética más resiliente y moderna, alineada con los objetivos de competitividad y descarbonización.

Fuente: CE