Venezuela posee 303 mil millones de barriles de petróleo, la mayor reserva probada del mundo confirmada por organismos internacionales Datos de la OPEP, la Agencia de Información de Energía de EE.UU. (EIA) y BP Statistical Review ubican al país sudamericano por encima de Arabia Saudita en el ranking global de reservas de crudo.
En el mapa mundial de la energía, un país destaca por una cifra abrumadora: 303.000 millones de barriles de petróleo crudo. Esta es la cantidad de reservas probadas que posee Venezuela, un volumen que consolida su posición como el país con las mayores reservas de petróleo en el planeta, según los datos más recientes compilados por fuentes como la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA). Esta riqueza subterránea, sin embargo, contrasta con una realidad económica y productiva compleja, marcada por sanciones internacionales y desafíos operativos.
Las cifras que coronan a Venezuela: Un liderazgo incontestable Los informes técnicos de los principales observadores energéticos globales coinciden en la clasificación. Según el ranking de GlobalFirePower, Venezuela encabeza la lista con 303,806 millones de barriles. Otras fuentes, como el reporte de BP y los datos de la EIA, sitúan la cifra en 304,000 y 303,000 millones de barriles, respectivamente.
Comparación directa: Esta reserva supera con claridad a la de Arabia Saudita, que ocupa el segundo lugar con aproximadamente 267,200 millones de barriles. La diferencia es significativa y otorga a Venezuela una ventaja estratégica en términos de recursos naturales a largo plazo. Contexto global: Junto con Irán, Canadá e Irak, estos cinco países concentran una porción mayoritaria de las reservas probadas de crudo en el mundo. El hecho de que Venezuela lidere este grupo la sitúa en el centro de cualquier análisis sobre el futuro del mercado energético. También puede interesarte: Venezuela acusa a EEUU en la OPEP de usar su despliegue militar en el Caribe para “apoderarse” de las reservas de petróleo mediante fuerza letal
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La paradoja productiva: Grandes reservas, producción limitada Poseer la mayor reserva no se traduce en ser el mayor productor. Esta es la paradoja central de la industria petrolera venezolana. Mientras sus reservas superan los 300.000 millones de barriles, su producción actual ronda los 1.1 millones de barriles por día (bpd).
Recuperación reciente: Tras una profunda crisis, los datos de la OPEP muestran una recuperación. La producción promedió 1,095,000 bpd en el tercer trimestre de 2025, lo que representa un crecimiento del 17.3% interanual. En octubre de 2025, la cifra mensual alcanzó los 1,132,000 bpd. Lejos del potencial histórico: Este nivel de producción, aunque alentador, es solo una fracción de la capacidad pasada del país. En su punto máximo, Venezuela producía más del triple, alrededor de 3.45 millones de bpd a finales de los años 90. Los factores que explican la brecha: ¿Por qué no produce más? Varios desafíos estructurales y geopolíticos impiden a Venezuela explotar su potencial:
Naturaleza del crudo: Una parte sustancial de las reservas venezolanas se encuentra en la Faja del Orinoco, compuesta por crudo extrapesado. Este tipo de petróleo es más viscoso, costoso de extraer y refinar, y se vende a un precio menor en el mercado internacional. Infraestructura obsoleta y falta de inversión: La industria ha sufrido por años de subinversión y falta de mantenimiento. La empresa estatal PDVSA enfrenta limitaciones técnicas y operativas que reducen su eficiencia. Sanciones internacionales: Las sanciones impuestas por Estados Unidos y otros países han restringido severamente el acceso de Venezuela a los mercados financieros globales, a tecnologías de punta y a repuestos esenciales, limitando tanto la producción como la exportación. Estas medidas han provocado un cambio en los destinos de exportación, redirigiendo el flujo principalmente hacia China. Contexto geopolítico tenso: El gobierno venezolano ha denunciado que el despliegue militar estadounidense en el Caribe, justificado oficialmente como parte de la lucha antidrogas, es en realidad un intento por “apropiarse del petróleo” del país. Esta tensión constante añade incertidumbre y riesgo para cualquier inversión o cooperación internacional.
Fuente: El Imparcial