El pago por potencia de suficiencia es un mecanismo sistémico, diseñado para asegurar que, frente a la demanda máxima -hoy cercana a 11,7 GW-, existan unidades disponibles para responder en condiciones de estrés. Según el balance preliminar del Coordinador (octubre 2025), para la Potencia de Suficiencia requerida, las unidades de Ciclo Combinado y TGs aportan 24%, Solar FV y Eólicos 22%, Hidro 22%, Carbón 15%, Diesel 8%, BESS 6% y otros menos de un 3%, lo cual demuestra que todas las tecnologías aportan potencia de suficiencia y son remuneradas proporcionalmente por ello. Esto porque la normativa evalúa la disponibilidad efectiva y aplica penalidades acumulativas ante indisponibilidades. No se remunera capacidad nominal, sino capacidad real de respuesta.
También es clave distinguir entre uso energético y valor operativo. El despacho diésel observado en ciertas horas responde a condiciones estructurales del SEN: congestiones de transmisión, variabilidad renovable, resguardo hídrico y requerimientos de ajuste de corto plazo. En estos escenarios, especialmente las unidades de menor escala (
La infraestructura de distribución de diésel en Chile es limitada, lo cual impacta más a las unidades de gran tamaño, cuya logística es menos flexible en escenarios críticos. Por eso, el respaldo realmente confiable proviene de unidades pequeñas y locales, con mayores probabilidades asegurar suministro cuando se requiere. Esto no implica promover nuevas instalaciones diésel, sino que los análisis deben partir de condiciones reales y verificables.
La pregunta central en la discusión es qué atributos se necesitan fortalecer para integrar más energías renovables sin comprometer la seguridad. Existe consenso en que se requiere más flexibilidad operativa, mayor capacidad de transmisión, más almacenamiento y señales económicas que reflejen mejor las condiciones locales. Sin embargo, mientras esas capacidades no estén plenamente desplegadas, el SEN seguirá dependiendo -aunque sea marginalmente- de unidades capaces de responder en minutos y sostener la operación en eventos extremos.
Si Chile quiere una transición energética segura, eficiente y alineada con sus objetivos ambientales, necesita un debate técnicamente sólido, transparente y basado en el funcionamiento real del sistema, reconociendo los atributos que hoy permiten mantener la continuidad operativa mientras se despliega la infraestructura necesaria para reemplazarlos.
Fuente: Electromineria
